Agresiones sexuales: reflexiones acerca de la intervenciones psicológicas. volumen VI
347 “Yo también quiero decir algo”: Abordaje de la terapia grupal para hermanos y hermanas de víctimas de agresiones sexuales... Karina Saldías, Natalia Villanueva directa en las dinámicas relacionales, estableciéndose una clara fortaleza del modelo grupal. Sintetizando la información recolectada en la literatura res- pecto a la temática hemos podido definir cuatro lineamientos para la realización de una terapia grupal para hermanos de víc- timas de agresiones sexuales en la infancia. Estas se encuentran divididas en los siguientes aspectos de la terapia grupal (Tabla 2): Respecto a la constitución del grupo En primer lugar, es preciso al momento de considerar la realización de un grupo terapéutico el vínculo establecido entre el agresor y la víctima. De acuerdo con la investigación realizada por Espinoza et al. (2011) es preciso tomar en consideración la cercanía con el agresor, ya que ello impacta tanto en la vivencia subjetiva respecto a la figura agresora, como en las consecuencias dentro de la dinámica familiar que se generan posterior a la deve- lación del hecho. Por ello sugerimos la división entre hermanos de víctimas de abuso intrafamiliar del extrafamiliar, con especial ponderación del grado de cercanía con el agresor y de las conse- cuencias derivadas luego de la develación de la agresión. Es decir, ponderar un caso en que la figura, si bien sea extrafamiliar, repre- sente de alguna forma, una figura cercana para el niño, tanto así que sea equiparable con un miembro del sistema familiar y/o que dichas consecuencias hayan implicado cambios estructurales en la conformación del sistema familiar. En segundo lugar, es preciso dividir los grupos por edad, esto ya que de acuerdo con Baker et al. (2001) dentro de las críticas realizadas al modelo de intervención grupal realizado con her- manos tenía relación con las diferencias de edad presente en los grupos. Por ello la autora plantea la necesidad de que exista poca variabilidad en el grupo respecto a las edades, de forma que tanto la vivencia subjetiva como las habilidades cognitivas para simbo- lizarla se encuentren en un nivel equitativo dentro del grupo. Se sugiere unos dos años de diferencia como máximo en los grupos entre el miembro más joven y el mayor, pudiendo aumentar a 3 años en el caso de los jóvenes. En el grupo de jóvenes además es preciso considerar el género de los participantes, debiendo
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