Agresiones sexuales: reflexiones acerca de la intervenciones psicológicas. volumen VI

343 “Yo también quiero decir algo”: Abordaje de la terapia grupal para hermanos y hermanas de víctimas de agresiones sexuales... Karina Saldías, Natalia Villanueva conductas negligentes con el niño no agredido, lo cual pudiera ser visibilizado al realizarse intervenciones con el niño (Baker et al., 2001). Agresión sexual como secreto familiar : muchas familias in- tentan ocultar la ocurrencia del respecto al abuso sexual del her- mano no agredido, debido a la percepción que esa información podría ser muy dolorosa para el niño (Bentovin, 1991 como se citó en Baker et al., 2001). Bentovin (1991) conceptualiza esta situación como otra forma de vulneración, debido a que lleva al niño a confusión, desinformación, miedo exagerado y fanta- sías de lo desconocido. Por otra parte, también es posible que los niños sepan respecto a la agresión, pero tengan información errada o confusa al respecto (Baker et al., 2001). Por lo anterior el espacio terapéutico podría ayudar al niño a comprender de forma adecuada, respetuosa, y atingente a su ciclo vital con las dudas, confusiones o sentimientos que podría tener respecto a la agresión vivida por su hermano. Apoyo a hermano agredido: algunos hermanos pueden ser muy cercanos entre sí, ante lo cual se sienten conmovidos por el dolor de otros. El estar en grupos de apoyo le permite al herma- no no víctima aprender a cómo apoyar y hablar con su hermano respecto a la situación (Baker et al., 2001). Sentimientos de indefensión: de acuerdo con lo descrito por Baker et al. (2001), en sus intervenciones fue posible visualizar que se establece como punto crítico el momento en que el her- mano menor de la víctima alcanza la edad en que su hermano fue agredido sexualmente, ante lo cual surgen diversos sentimientos asociados con la remembranza de la agresión sexual que desatan diferentes tipos de sintomatología, ante la cual los padres pueden sentirse sobrepasados, sobre todo si no comprenden la génesis de dicha alteración (Baker et al., 2001). Por otra parte, cuando el vínculo con el agresor no es estrecho, el hermano no agredido puede formarse una imagen omnipotente del agresor, profundi- zando sus sentimientos de indefensión al establecerse una percep- ción amenazante del mundo, lo que incluso pudiera llevarlo al aislamiento, lo cual sería particularmente problemático en la ado- lescencia, cuando la conformación de la identidad se encuentra

RkJQdWJsaXNoZXIy Mzc3MTg=