Agresiones sexuales: reflexiones acerca de la intervenciones psicológicas. volumen VI

342 Agresiones sexuales. Volumen VI . Elías Escaff Silva. cual el hermano no víctima se encuentra con dos versiones de la historia. De esta forma el hermano cuenta con dos salidas: creer la versión de la víctima y enfrentar la incongruencia respecto a esta imagen parental que a la vez ama y rechaza por sus actos hacia su hermano, o creerle al agresor dada la dependencia —tanto física como emocional— que tiene hacia su figura parental. Esto último le permite al hermano recibir la protección, cariño y guía que ne- cesita el niño de su figura parental para su desarrollo sin sentirse asustado, a costa de un posible resentimiento hacia la víctima por la separación de dicha figura (Baker et al., 2001). Pérdida de redes sociales: en los casos en que producto de la agresión hacia el hermano el niño deba ser desarraigado de sus comunidades para posibilitar su protección —por ejemplo, barrio, colegio, institución religiosa, etc.— es esperable que se en- cuentre en duelo por las figuras perdidas. Ese duelo usualmente es vivido con poco apoyo de los padres debido a la atención que deben prestar a la víctima (Baker et al., 2001). Como consecuen- cia pudieran generarse en el hermano no agredido sentimientos de rabia, incluso llegando a culpar a la víctima de la agresión y sus consecuencias (Espinoza et al., 2011). Esta situación posibilita graves conflictos entre la víctima y su hermano que complejizan el proceso reparatorio del niño, aumentando el estrés dentro del sistema familiar (Espinoza et al., 2011; Baker et al., 2001). Falta de contención de parte de los adultos significativos: los hermanos deben enfrentar en conjunto con su familia las conse- cuencias posteriores a la develación, entre ella las emociones aso- ciadas a la situación abusiva, la separación de la figura agresora, el involucramiento de los servicios sociales y penales, la pérdida de figuras cercanas, cambios en el estándar socioeconómico de la familia y estrés de los padres, entre otros (Baker et al., 2001). Estas situaciones deben ser afrontadas por el niño con poco o nulo apoyo de sus padres u otros profesionales dado su foco en la víctima (Espinoza et al., 2011), pudiendo el niño sentir resen- timientos hacia la víctima lo cual propiciaría los conflictos en la fratría que podrían dificultar el trabajo preparatorio de la víctima (Baker et al., 2001). Por otra parte, los padres, dado el alto estrés en que se encuentran producto de la develación, podrían caer en

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