Agresiones sexuales: reflexiones acerca de la intervenciones psicológicas. volumen VI

337 “Yo también quiero decir algo”: Abordaje de la terapia grupal para hermanos y hermanas de víctimas de agresiones sexuales... Karina Saldías, Natalia Villanueva personal, primordialmente en el ámbito social y afectivo, permi- tiendo a su vez un reconocimiento de los participantes como factor que favorece la inclusión (Gazmuri y Milicic, 2013). De manera transversal, existe un aumento de la capacidad de escucha hacia los otros, desarrollo de la capacidad de reconocer características positivas en las personas, empatizar con las emociones de los de- más, fomentar el trabajo en equipo, aumentar la tolerancia en las relaciones sociales, generar amistades, desarrollar la capacidad de participación y autoexposición, y lo más importante es poder expresarse sin temores y sentirse aceptado en sociedad (Gazmuri y Milicic, 2013). El proceso de elaboración y duración es el período central del grupo. Se espera que “el grupo evolucione hacia observaciones y cambios de conducta que indiquen maduración” (Speier, 1968, p. 79). Posterior y finalmente se abre el período de cierre, donde la autora plantea que a pesar de que los niños y niñas pudieran superar sus dificultades emocionales, se puede dar el espacio para continuar un tiempo más dentro del grupo, con el fin de seguir estimulando la expresión y para consolidar su propia mejoría y logros de maduración (Speier, 1968). Agresiones sexuales en la infancia A nivel internacional se utiliza el término abuso sexual para denominar el contacto sexual no deseado. Sin embargo, siguien- do la propuesta de Espinoza, Förster y Capella (2011) utiliza- remos el término de agresión sexual infantil para referirnos al abuso sexual hacia niños y jóvenes menores de edad, el cual es un tipo de maltrato que se define por una actividad sexual indeseada —vulneración sexual—, en la cual el perpetrador utiliza estrate- gias para subyugar a la víctima como la fuerza física, amenazas o tomando ventaja de la diferencia de poder entre la víctima y el abusador, y por tanto de la imposibilidad del niño o joven de dar consentimiento a la situación (APA, 2015; Martínez, 2000). Esta consideración se realiza debido a que en la legislación chilena el término abuso sexual infantil refiere a una tipología de delito se- xual. Es preciso reafirmar que la coerción y la asimetría de poder son factores estructurales en la génesis de las agresiones sexuales

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