Agresiones sexuales: reflexiones acerca de la intervenciones psicológicas. volumen VI
279 Estudio exploratorio-descriptivo acerca de las percepciones del terapeuta en relación a la construcción de un vínculo terapéutico... Ana María López Baile, Alejandra Reyes Cruz, Daniela Valenzuela Rebolledo esto, destacamos lo postulado por Rojas (2002), quien mencio- naría ciertas consideraciones a tener en cuenta, al pensar en una víctima, ya que señala: “La víctima de abuso es una persona que ha experimentado la explotación generalmente de parte de per- sonas de su confianza, (además de cariño en algunos casos); por lo tanto, los asuntos de traición ocupan un lugar central en su vida emocional” (p. 71). En cuanto al contexto terapéutico en sí, las autoras Llanos y Sinclair (2001) destacan ciertas características de este, dando cuenta de un modelo de psicoterapia, al que haremos referencia, en su primera parte: la construcción de un vínculo terapéutico re- parador en sí mismo para analizar las variables y las implicancias terapéuticas del vínculo terapeuta/paciente (Llanos y Sinclair, 2001). En primer lugar, aparece la necesidad del establecimiento de una relación no abusiva teniendo en cuenta la relación asimé- trica que existiría entre terapeuta y el paciente, es posible que esta pueda tener características que permitan nuevas dinámicas de vic- timización (Llanos y Sinclair, 2001). Es por esta razón que se hace necesario que “el terapeuta utilice el poder propio de su rol para establecer una relación humana caracterizada por el buen trato y la igualdad de valor”, cuyas características de esta deben apuntar a establecer una diferencia significativa respecto de la situación vivi- da (Llanos y Sinclair, 2001, p. 55). Por otra parte, las autoras men- cionan la relevancia de definir un encuadre Protector, debido al traspaso de límites físicos y psicológicos que el niño o niña sufrió en la vulneración por parte de su agresor, debiéndose generar “un contexto terapéutico que resulte seguro y confiable para la persona (…) un encuadre con límites muy claros y de preferencia explícitos que prevenga la ocurrencia de conductas abusivas de parte del terapeuta y/o del paciente” (Llanos y Sinclair, 2001, p. 55). Junto con esto, plantean la necesidad de la visibilización de la persona (Llanos y Sinclair, 2001), donde el niño o niña pueda po- ner en el plano terapéutico sus ideas, pensamientos, emociones y sentimientos, existiendo la necesidad de “un vínculo terapéutico comprometido, basado en el interés profesional por la persona del paciente (…)” (p. 55). También, creemos relevante la exis- tencia de una explicitación del marco de la terapia, en donde se
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