Agresiones sexuales: reflexiones acerca de la intervenciones psicológicas. volumen VI

278 Agresiones sexuales. Volumen VI . Elías Escaff Silva. que han sufrido este tipo de agresiones, un trauma que puede generar deterioro a nivel emocional: “el trauma es la destrucción de la pureza de la experiencia individual a raíz de la intrusión de un hecho real demasiado súbito e impredecible, y el odio que genera en el individuo (…)” (Winnicott, 1965, p. 180). A su vez, la relación previa de la víctima con el agresor genera otro polo exploratorio necesario de indagar en relación con el traumatis- mo. Diversos estudios determinan que, en general, y en relación con las agresiones sexuales infantiles existiría en su mayoría un vínculo previo entre el agresor y el niño o niña. Elliot, Browne y Kilcone (1995) mencionan que “dos tercios de los agresores cono- cían a sus víctimas por ser familiares, amigos, o estar cuidándolas; el 32% de estos agresores eran padres biológicos o padrastros” (como se citó en Cantón y Cortés, 2004, p. 185). Contexto y vínculo terapéutico En relación con lo anteriormente señalado, y de acuerdo con la fenomenología de las agresiones sexuales infantiles menciona- das y el enfoque relacional, es posible dar cuenta que, en torno al quehacer terapéutico, existirían elementos relevantes a tomar en cuenta a la hora de generar un plan de trabajo con niños y niñas que han sido víctimas de una agresión sexual. Según la revisión bibliográfica, existen varios planteamientos en relación con el trabajo terapéutico con víctimas de agresión sexual infantil, exis- tiendo bastante relevancia en la necesidad de generar un vínculo adecuado entre terapeuta/paciente en el inicio de un tratamien- to terapéutico y sin este establecimiento previo, el abordaje de la clínica se tornaría deficitario, incluso pudiendo llegar a una victimización secundaria y en otros casos re-victimización. Al res- pecto, destacamos lo planteado por Álvarez (2005) quien señala: “Es posible a partir de la construcción de un espacio relacional, predecible, seguro, con satisfacción paulatina de necesidades, de confianza y credibilidad. Es en la relación con otro donde se pue- de re-mirar el horror, sin quedar atrapado (estropeado)” (p. 3). Así también, Jiménez (1999) postula que “la calidad del vín- culo terapéutico es el factor curativo más poderoso del cambio en psicoterapia” (como se citó en Ibaceta, 2007, p. 195). Junto a

RkJQdWJsaXNoZXIy Mzc3MTg=