Agresiones sexuales: reflexiones acerca de la intervenciones psicológicas. volumen VI
276 Agresiones sexuales. Volumen VI . Elías Escaff Silva. corresponde con la etapa evolutiva en que la víctima se encuentra” (Ibaceta, 2007, p. 192). Existiría a partir de esta dinámica, dificul- tades a largo plazo en relación con el desarrollo psicosexual del niño o la niña, existiendo a futuro posibles dificultades asociadas a la sexualidad de la víctima como la inhibición o promiscuidad de las relaciones sexuales, excesiva preocupación o disfunciones sexuales; incluso dificultades asociadas a la identidad sexual del niño o niña. Además, los niños, niñas y adolescentes que han sido víctimas de abuso, expresan el trauma a través de conductas inadecuadas con respecto a lo sexual, teniendo repertorios asocia- dos a la distorsión y también confusión del autoconcepto sexual, mostrando como consecuencia masturbación excesiva o juegos sexuales compulsivos, inadecuada exploración según la edad e inclusive llegar a agredir y/o victimizar a otros niños como forma de comprensión de la dinámica abusiva que han vivido. Por otra parte, si la forma de victimización hacia el niño o niña ha tenido que ver con un intercambio económico o a través de regalos, es posible que tenga repercusión en los vínculos y la forma en que ellos pueden concebir el afecto hacia otros. En segundo lugar, se encuentra la traición, entendida, desde la relación que mantenían el agresor con la víctima, en donde “las víctimas descubren que con el agresor, muchas veces, mantenían un vínculo afectivo de confianza y dependencia, que les ha cau- sado daño” (Ibaceta, 2007, p. 192). Lo anterior cobra relevancia debido a que a futuro, estas situaciones podrían generar en el niño o niña una dependencia y necesidad de protección intensa con otros o una desconfianza base hacia la creación de vínculos íntimos, coartando el establecimiento de relaciones interperso- nales de calidad con otros. Las repercusiones de esta dinámica tienen que ver con emociones de dolor y depresión y también con rabia asociada a los vínculos que se han roto, debido a la falta de confianza hacia la gente. En tercer lugar se sitúa la indefensión entendida como que “la voluntad de la víctima no es respetada, teniendo esta la sensa- ción de pérdida de autonomía y control respecto de sus propias conductas” (Ibaceta, 2007, p. 192). Es posible desde este modelo, dar cuenta de los sentimientos de impotencia de la víctima y de la
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