Agresiones sexuales: reflexiones acerca de la intervenciones psicológicas. volumen VI
226 Agresiones sexuales. Volumen VI . Elías Escaff Silva. se aprecia en recoger desde la propia experiencia de profesio- nales de la temática, exponiendo sus impresiones respecto de la relación entre estos fenómenos. Para esto se utilizó metodología cualitativa para el análisis de los resultados, donde se contrasta la experiencia clínica con lo señalado teóricamente en la literatura especializada. Lo anteriormente planteado se constituye como un desafío tanto para las intervenciones especializadas en agresiones sexuales como en las intervenciones especializadas en abordar los diferentes tipos de Trastornos de Conducta Alimentaria. Con esto se espera entregar consideraciones teórico-prácticas para el quehacer terapéutico de los profesionales del área. Fundamentos teóricos Agresiones sexuales infanto-juveniles: Fenomenología. En un marco psicosocial, las agresiones sexuales engloban los distintos tipos penales (violación, estupro, abuso sexual, etc.), conceptualizándose todas estas como conductas sexuales dirigi- das hacia niños(as) y adolescentes. Esto, debido a que todas estas conductas, si bien poseen características específicas, presentan elementos comunes que permiten comprenderlas dentro de un mismo fenómeno (Capella y Miranda, 2003 como se citó en Policía de Investigaciones [PDI], 2004). Una de las definiciones más integradora y ampliamente utilizada para referirse a las agre- siones sexuales a niños y adolescentes, es la siguiente: La implicación de un niño o un adolescente menor en ac- tividades sexuales ejercidas por los adultos y que buscan princi- palmente la satisfacción de estos, siendo los menores de edad inmaduros y dependientes y, por tanto, incapaces de comprender el sentido radical de estas actividades ni por tanto de dar su con- sentimiento real. Estas actividades son inapropiadas a su edad y a su nivel de desarrollo psicosexual y son impuestas bajo presión —por la violencia o la seducción— y transgreden tabúes sociales en lo que concierne a los roles familiares (Kempe, 1978 como se citó en Capella, 2014). Los elementos centrales de esta definición incorporan la no- ción de una acción sexual transgresora e impuesta por un otro,
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