La vida de las mujeres teporeras de la región de O'Higgins: hogar, trabajo y salud
61 Después de tres meses de dolor, Macarena dice haber ido a ver un médico a través de un prestador privado. En esa ocasión le hicieron una reso- nancia magnética, y ahí se enteró de que su lesión era grave y necesitaba cirugía. Cuenta como el médico le aconsejó volver a su mutualidad con el resultado del examen para exigir que cubrieran los gastos de la operación. “Fui, pero no me tomaron en cuenta (…). Me dijeron ellos, ‘¿de cuál peldaño de la escalera te caíste?’, y yo les dije que del segundo peldaño y con la caja llena de cerezas.” Macarena dice que le respondieron que para la lesión que tenía debería haberse caído de dos metros. Es decir, de los peldaños de más arriba. Que ella debía tener un problema de salud previo que le causó la lesión. Le dijeron que si quería apelar podía hacerlo mediante una página web. Macarena, desanimada y sin saber mucho de computación, lo intentó, pero no lo logró. Al final, ella se quedó en el sistema público y dice estar en la lista de espera para la intervención quirúrgica, sin tener ninguna idea de cuándo se hará realidad. En el intertanto, Macarena recibió una licencia del sistema público de salud y no trabajó por varios meses. Sin embargo, la licencia no fue pagada por la falta de cotizaciones mínimas. Dice que tenía ochenta días trabajados, y que sólo le faltaban diez. Así es como Macarena quedó endeudada, porque siempre pensó que obtendría ese dinero. “Yo iba todos los meses y todos los meses que tráigame las liquidaciones, que tráigame el contrato, que tráiga- me esto. Y después me cansé, y dije ‘ya, po’ , dígame la realidad, ¿me van a pagar o no me van a pagar?’ y me decían ‘no, si ya estamos, ya estamos casi listos pa’que le paguen’. Y que después te digan que no y quedai’ con esa deuda... Y ahora ¡¿cómo la pago?! Porque si te dicen que te van a pagar, entonces uno dice ‘ya que me van a pagar, me puedo conseguir platita’.” Al momento de la entrevista, Macarena se mostró angustiada porque, debido a esas deudas, está obligada a volver al trabajo: “No sé cómo lo voy a hacer, porque ahora hasta para caminar un poco o estar mucho rato parada me molestan las rodillas.” Según el relato de las temporeras, los empleadores toman diferentes medidas con relación a la salud y licencias de sus trabajadores, dependiendo
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