La vida de las mujeres teporeras de la región de O'Higgins: hogar, trabajo y salud

40 da legal. El proceso duró años, pero terminó siendo exitoso para ellas. En la entrevista con Carmina, ella relata: “A veces usted, para no expo- nerse, piensa ‘¿qué voy a ir a demandar por eso?’ Es como una pérdida de tiempo… Eso se piensa porque el mismo gasto de ir a San Fernando... porque esto a usted no le arreglan altiro , sino que pasa el tiempo y después te llaman para agendar, entonces uno dice ¿para qué?”A pesar de estos pen- samientos, Carmina señala que la motivación para la demanda fue: “ver el sacrificio de cuatro años de estar al frío, al calor, trabajar como que casi de sol a sol, porque al final a usted ahí no le daban descanso. Yo sé que, al trabajar, nosotros tenemos derecho a unos quince minutos de descanso, pero donde estábamos nosotras, no era así. Solamente la hora de almuerzo y después usted seguía trabajando en la jornada de la una hasta las cinco. Sin descanso. Porque los patrones…o sea, ahí la están mirando (…). No nos decían ‘ya, a tal hora usted tómese un descanso’, ¿me entiende? Bueno, y además el patrón estaba acostumbrado a no pagarle las imposiciones a nadie. Él las declaraba, pero no las pagaba. Incluso nosotras a Inspección del Trabajo le dijimos, pre- guntamos, ‘¿qué pasa si él declara, pero no las paga?’ ¿Porque no ve que la Inspección les da tiempo para ponerse al día? Pero él no se ponía al día, sola- mente en eso quedaba, y ¿quién lo supervisaba? ¡Nadie!” Carmina y Margarita pensaron que debían hacer algo para detener los abusos. Carmina reflexiona: “Yo veía cosas que no estaban bien.”Ella dice: “Yo tenía derecho a retirarme, a hacerme un autodespido. Y él también a decir- me ‘hasta aquí llegó y no quiero más sus servicios’. Entonces en ese momen- to nos dimos cuenta de que el empleador no nos estaba imponiendo, y que ya eran como veinte meses que nos tenía sin imposiciones. Casi dos años, po’. Entonces aquí se nos alumbró la chispita, po’. Se nos alumbró la ampolleta y ahí dijimos ‘vamos a ver qué pasó’. Y ahí vimos que pagaba entre meses, para que nosotras tuviéramos salud. Póngase cuatro meses que él no imponía, ya, dos meses lo hacía, después cuatro meses que no, y así, para que nosotras no dudáramos.”

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