La vida de las mujeres teporeras de la región de O'Higgins: hogar, trabajo y salud

39 me había depositado todo lo que correspondía, ¡pero bajo amenaza, po’! (…). Le quedó debiendo plata a mucha gente. Se compró autos, entonces de repente abarcaba mucho… Se compró primero para él, y después viene la gente… Claro que piensas así si estás haciendo algo ilegal.” Laura también resalta cómo a veces hay que suprimir el miedo, ya que sólo hace falta una voz en el momento indicado para poner freno a las irre- gularidades. Cuenta que un día, en un fundo, quedó “en shock ” cuando apa- reció un supervisor alarmado diciéndole al contratista que venía un agente de la Inspección del Trabajo. Entonces el supervisor del fundo preguntó: “¿Aquí quién tiene contrato?” Como muchos no lo tenían, el contratista y el empleador dijeron: “Usted, usted, y usted, ¡a esconderse, a esconderse!” (sobre todo a los inmigrantes presentes). Laura recuerda que su sobrino no quiso hacer caso, y le dijo: “yo me voy a enfrentar aquí.” Cuando llegó la per- sona de Inspección del Trabajo, comenzó a hacer preguntas: “Cuántas sema- nas llevaban ahí y dónde estaban sus implementos de trabajo? ¿Sus lentes?, ¿sus guantes?, ¿sus tijeras?, ¿su gorro?”El sobrino respondió: “Sabe caballero, aquí no nos tienen ni siquiera agua, se están matando aquí.” Laura dice que, finalmente, la multa a los empleadores fue de dos millones de pesos . El camino litigante, es decir, hacer una demanda legal contra fundos y contratistas, es poco frecuente entre las temporeras. Muchas ven esta opción como algo inútil que no dará buenos frutos y que probablemente será una experiencia extenuante que no servirá “para nada”. Además, como ya se ha mencionado anteriormente, existe el miedo de notificar irregularidades porque las temporeras han visto cómo los empleadores terminan perjudi- cando al trabajador denunciante. Sin embargo, hay ejemplos, aunque poco comunes, de mujeres que logran llevar su caso a la justicia y tener un buen resultado. Este es el caso de dos hermanas, Carmina y Margarita, quienes trabajaban en un lugar que consideraban explotador, y que al notar que además no les estaban pagando cotizaciones, decidieron hacer una deman- En los últimos años, dicen las temporeras, los empleadores de los fundos han empezado a exigir a los contratistas que las condiciones laborales sean las adecuadas y acordes a la ley. Esto es una necesidad por parte de los fundos porque la ley de subcontratación les hace parcialmente responsables de irregularida- des de tipo contractual. 38 38

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