La vida de las mujeres teporeras de la región de O'Higgins: hogar, trabajo y salud

36 eso. Le dije, ‘jefe, no me haga contrato, déjeme trabajar así no más, porque necesito generar lucas’. Le decía eso porque si había contrato me habría des- contado por las imposiciones y por salud… pero yo necesitaba tener mi plata pa’ darle a mis chiquillos, po’.” Sumado a lo anterior, la razón más reconocida entre las temporeras para permitir que estos abusos se perpetúen es el miedo a denunciar. Este miedo puede referirse a no obtener el debido apoyo de autoridades y sindi- catos, como también a recibir represalias de los empleadores. Como dice Luisa: “¿Por qué no denuncia una? Porque ya, el día de mañana no estás con trabajo y el contratista tiene pega , y por el hecho de que tú ya lo demandaste antes, ellos te cierran las puertas.” De hecho, Luisa señala que muchas veces el “sacar la cara por todos”puede “jugar en contra”. A Luisa una vez la echaron del trabajo porque, según cuenta, le preguntó al contratista donde irían a trabajar ese día y cuánto iban a pagar. Y así es como Luisa dice que quedó tildada de “revolucionaria”. “Ah, complicada… ¡pa’fuera! Ya no tenís' más pega” , relata Luisa recreando la situación. Contrarrestando las irregularidades laborales Es claro que, ante los abusos de empleadores, en especial de los con- tratistas, las mujeres temporeras sienten miedo de alzar la voz. Mucho de este temor se debe a la posibilidad de perder oportunidades laborales y a una sensación de inseguridad con la capacidad de respuesta de institucio- nes estatales y organizaciones que deberían protegerlas, como la Inspección del Trabajo y los sindicatos. Ellas relatan que los empleadores fraudulentos de alguna manera logran esquivar las regulaciones del Estado. Una tempore- ra opina que “no los supervisan como tiene que ser.”Dice: “De repente uno ve que dicen ‘van a supervisar’, ¡pero avisan qué día van a estar! Entonces qué pasa, limpian baños, limpian todo y está todo impecable cuando llegan. Y claro, po’, ahí les dan el pase.” Otra temporera indica que no hay incentivo para denunciar en la Inspección del Trabajo. Esto porque “la Inspección del Trabajo puede dejar dormir, no sé, por años quizás las cosas, y no salen a flote. Y no vigilan tampoco, no van a inspeccionar como tiene que ser. Y ahí

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