La vida de las mujeres teporeras de la región de O'Higgins: hogar, trabajo y salud

22 parte del marido o hijas e hijos. En el caso de Miriam, cuando su primer hijo se hizo mayor, comenzó a pagar los gastos básicos: “El gas, el cable, la luz, el internet. Y pone otro resto porque yo ya no le compro… bueno, puede que le regale algo, pero si él quiere algo caro, ponele una casaca, yo le presto la tarjeta de crédito, pero él me la paga.” En cuanto a las relaciones maritales de las temporeras, se pueden des- cribir como diversas. En algunos casos son fuente de alivio y bienestar para las mujeres, y en otros de sufrimiento. Las que se muestran satisfechas con sus parejas o maridos describen que éstos las apoyan y comparten las tareas domésticas y el cuidado de otros. “Yo tengo apoyo cien por ciento de él”, dice Marisol acerca de su pareja. “Es cascarrabias y todo, pero la otra vez tuvimos un problema y él conmigo partió. Cuando mi hija se enfermó y hubo que llevarla a Rancagua a hacerle unos exámenes, él andaba con ella. Yo si estaba… no sé, 'ponte , en la temporada de la uva, y él no estaba trabajando, se ponía en la carretera y hacía flete. Yo llegaba y él me tenía el almuerzo listo, y si alguno de los chiquillos tenía reunión en el colegio, ahí partía tam- bién.” Otra mujer, Patricia, cuenta una situación similar: “Cuando yo llego a veces del trabajo, él ya tiene todo ordenado. Porque el primero que llega, ordena. En ese sentido él no es como a la antigua. Él llega a la casa a las tres y media y en ese rato se queda con nuestra niña, termina de cuidarla hasta que llego yo, y si tiene que hacer las cosas, las hace, si tiene que barrer, barre.” El opuesto de lo descrito en el párrafo anterior son los casos en que las parejas de las mujeres no asumen ninguna tarea doméstica, o en donde las relaciones familiares se ven afectadas por la violencia de género. Lamenta- blemente, dichas problemáticas no son poco comunes en los hogares del país. Actualmente, la violencia intrafamiliar es la tercera causa más común de demandas en los juzgados de familia, después de la vulneración de derechos y por pensión de alimentos . La historia de Luisa, temporera de cincuenta años y madre de tres hijos, refleja esta difícil realidad nacional y cómo afecta el bienestar económico y emocional de la familia. “Mi marido tiene un pro- blema con el alcohol”, relata Luisa, “una vez se mandó a cambiar. Estaba Poder Judicial en Números: https://numeros.pjud.cl/Competencias/Familia 23 23

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