La vida de las mujeres teporeras de la región de O'Higgins: hogar, trabajo y salud

16 dice Ana de cuarenta y cinco años. Especialmente en la temporada de cose- cha de frutas, las mujeres temporeras reconocen que la vida se hace “muy dura”. En este periodo, las y los temporeros suelen trabajar a trato , es decir, ganan lo que puedan producir según sus propios ritmos y capacidades. Esta es la manera de conseguir suficientes ingresos que serán de ayuda para sobrevivir en los meses de poco trabajo. Es una época de mucho cansancio y sacrificio para las mujeres, porque como lo dice una de las temporeras, la señora Rocío, “es doble el trabajo para las mujeres… estar trabajando todo un día y después de llegar a la casa es otro trabajo más que hay que hacer.” Rocío cuenta que se levanta a las cinco de la madrugada, sino es más temprano dependiendo de lo lejos del fundo; cocina el desayuno y el almuerzo para su familia, y luego se sube al furgón que la llevará a su destino. Allá pasa ocho horas trabajando. Cuando es temporada alta y trabaja a trato , intenta hacer su mayor esfuerzo para ganar más dinero, moviéndose hábil y rápidamente entre las parras o los árboles. Resistiendo al sol y al calor, avanza en el trabajo aguantando el peso de la fruta en sus hombros. A la hora de la colación, a veces aparece un carrito de la empresa con algunas cosas necesarias para servirse la comida que las y los temporeros trajeron desde sus hogares. Otras veces, dependiendo del fundo, se dispone de un espacio con sombra destinado para la colación, o puede que no exista más opción que comer ahí mismo en la tierra. Cuando es temporada alta y se trabaja a trato , las y los temporeros comen lo más rápido posible. No hay tiempo que perder. Lo que ganen estos meses será el sustento principal para el resto del año. Puede también ser la oportunidad para pagar algunas deudas o hacer mejoras en sus hogares. Al finalizar la jornada, alrededor de las tres de la tarde, pasa el furgón para trasladar a las y los trabajadores a sus casas. Se acabó el trabajo por el día… o eso es lo que debería suceder. Para las mujeres, en su gran mayoría, y sólo para algunos hombres en casos particulares, sus labores aún no termi- nan. Tanto en temporada alta como en el resto del año, las mujeres tempore- ras vuelven a su casa a cocinar, lavar la ropa, hacer el aseo y cuidar de niños y adultos mayores. Algunas van en búsqueda de sus hijos menores que

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