Guía de educación antisexista
GUÍA DE EDUCACIÓN ANTISEXISTA 79 De otro modo, si en determinada actividad no participan en igualdad de condiciones hombres y mujeres y se da una dinámica sexista, el lenguaje puede servir para hacer visible esa desigualdad. Por ejemplo, “si al describirla o al evaluarla nombramos y visibilizamos a las pocas mujeres que hayan asistido, sus aportaciones y resultados, si analizamos las causas de su escasa participación, si reflexionamos (si fuera el caso) sobre las dificultades añadidas que han tenido o el trato desigual que han recibido, etc. estaríamos haciendo un uso incluyente y visibilizador del lenguaje, un uso no sexista del mismo.” (Gobierno Vasco 2015, 27-28). Al no incluir a las mujeres y a quienes no se identifican con el binarismo de género dentro de los usos cotidianos, es decir, al utilizar el lenguaje en todas sus prácticas desde la universalización masculina, lo que se hace es promover un imaginario donde no se integra la participación de todxs en la vida cotidiana y en las pequeñas y grandes contribuciones sociales e históricas, en la construcción de conocimiento en el pasado y en el presente. Esto, sumado a estilos autoritarios, androcéntricos, etnocéntricos y adultocéntricos de enseñanza y aprendizaje, que solo promueven (ciertas) masculinidades como referentes: los alumnos se ven como protagonistas y las alumnas se ven como secundarias o directamente no se ven reflejadas (Gobierno Vasco 2015).
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