Guía de educación antisexista

GUÍA DE EDUCACIÓN ANTISEXISTA 41 problematizan las lógicas y prácticas de la Universidad neoliberal (Conesa y González 2018), informando nuevas maneras de establecer relaciones entre docentes en instituciones que promueven la competencia, la construcción de relaciones instrumentales y la individualización del éxito (Troncoso, Follegatti, y Stutzin 2019). Esta corriente de pensamiento feminista dialoga íntimamente con otras trayectorias políticas como las del “Buen Vivir/Vivir bien” 12 , como imperativo que nos conecta con una lógica de la justicia, el respeto y la diversidad. Estos principios han sido retomados por corrientes de pensamiento feminista decoloniales y comunitario, aportando con reflexiones que reapropian la crítica indígena para enfrentar el cambio climático, los efectos devastadores del capitalismo y la promoción de economías alternativas y formas de vida en comunidad, entre otras (Zaragocin y Varea 2017).Hasta acá, hemos descrito diversas formas en las cuales sematerializa el heteropatriarcado, y las jerarquías y relaciones sexistas en el ámbito universitario para comenzar a ampliar nuestra mirada respecto a los desafíos que representa una educación no sexista. No obstante, insistimos en la necesidad de propiciar una transformación consciente de las relaciones al interior de nuestra comunidad, impulsada por el sentido crítico que caracteriza a las ciencias sociales como vanguardias del pensamiento. Nos referimos a un cambio de paradigma que involucra tanto las instituciones como las relaciones entre estudiantes, docentes, trabajadorxs, para avanzar en la transformación en los imaginarios, estructuras, relaciones de poder, entre otros. Asumir que formamos parte de un sistema social organizado jerárquicamente en base a múltiples discriminaciones, implica reconocer que la Universidad no solo se encuentra inmersa dentro de esta lógica, sino que, en tanto institución que tiene como misión producir conocimientos y formar profesionales, ha sido una responsable más de la consolidación y reproducción del sexismo dentro y fuera de las aulas. Mirarnos y reflexionar respecto a nuestros propios marcos de acción es, a su vez, un ejercicio de autocrítica necesaria para avanzar hacia la construcción de modelos educativos más justos e inclusivos.

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