Guía de educación antisexista

34 GUÍA DE EDUCACIÓN ANTISEXISTA quienes realizan el trabajo de gestión -como enviar correos o encargarse de la plataforma de conexión entre lxs estudiantes y el profesorado (u-cursos), mientras que los hombres se encargan del trabajo intelectual -dictando las ayudantías presenciales. En la distribución de tareas de ayudantía, es muy común que las mujeres queden a cargo de mandar los mails y organizar/coordinar los horarios de las ayudantías y los hombres ser los que hagan las ayudantías o tengan más tiempo en el desarrollo de éstas o sean los coordinadores o apoyos docentes sin siquiera participar de la logística de la ayudantía. (Estudiante de Pregrado). Estos fenómenos se observan en espacios externos a la Facultad, como las prácticas profesionales y los terrenos. Por ejemplo, según las narraciones de estudiantes, en las prácticas profesionales de la carrera de Educación Parvularia algunas educadoras siguen reproduciendo los estereotipos de género al dividir sexualmente las ocupaciones -hombres a los autos, mujeres a la cocina, observándose un sexismo en las normativas de lo que les niñes pueden usar o incluso hacer. Lo he visto en salidas a terreno, que son espacios fuera de la Universidad, donde me ha tocado convivir con profesores de colegios, alumnos, profesionales de otras áreas, etc. que te presentan los casos desde una perspectiva sexista. Entienden que una niña que habla más tiene una conducta disruptiva, cuando el niño que hace lo mismo es reconocido por su inteligencia y elocuencia, piensan que las mujeres que tienen -según ellos- actitudes “como de hombre” tienen problemas de conducta, alteración emocional u otros. Esto me preocupa porque finalmente estás pre-diagnosticando y guiando la posible sintomatología sin considerar otros factores, afectando así el trato que tendrán niños y niñas (Estudiante de Pregrado). Asimismo, estudiantes reportan que en los trabajos en terreno del área de Arqueología comúnmente se dividen las tareas por sexo, destinando trabajos de excavación a hombres y encargando tomar nota a las mujeres, a la vez que se menosprecia a quienes tienen menos capacidad de levantar grandes cargas. En este sentido, en algunos de estos espacios se continúa reforzando la división del trabajo a partir de roles de género estereotipados. Esto no solo supone la desvalorización de ciertas tareas asociadas a lo femenino, sino que puede dificultar seriamente el desarrollo integral de todes les estudiantes por igual, al limitarse sus posibilidades de acción en espacios tan relevantes para la formación como lo son las ayudantías y las prácticas profesionales.

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