Guía de educación antisexista

30 GUÍA DE EDUCACIÓN ANTISEXISTA A pesar de un importante legado tanto de misoginia explícita (que defendía con supuestos argumentos científicos la inferioridadmental de las mujeres), como de androcentrismo y sexismo en las ciencias (Haraway 1995; Harding 1997), hoy en día no parece aceptable, el cuestionamiento de las capacidades de las mujeres para el estudio de las más diversas disciplinas, es decir, para desempeñarse como técnicas y profesionales, o para ejercer cargos de docencia y dirección. Como tampoco es posible visualizar de manera flagrante una impunidad o indolente discriminación hacia personas por su sexualidad o su identidad de género. No obstante, las movilizaciones de mayo de 2018 nos obligaron a volver a mirar hacia el interior de las instituciones educativas, para hacernos cargo de la persistencia de ese sexismo (más soterrado, menos explícito, pero no por ello menos presente) con su impacto negativo en el ámbito de la educación. El sexismo en la academia se expresa en múltiples dimensiones, permeando todos los ámbitos y espacios, sean educativos, de investigación, de extensión o laborales, frente a los cuales los estudios de género y feministas han aportado marcos teóricos contundentes para nutrir un trabajo de prevención que interrumpa efectivamente discursos y prácticas heteronormados sobre el género y la sexualidad (Maxwell 2014). Lamentablemente, este cuerpo de saberes, junto a la riqueza de sus tensiones y debates internos, ha sido sistemáticamente marginado y desvalorizado en la academia (Troncoso, Follegatti, y Stutzin 2019; Ríos, Mandiola, y Varas 2017; Cerva 2017) y tanto la Universidad de Chile como la FACSO no son una excepción. Los estudios feministas como los estudios de la masculinidad no son ‘aceptados’ por la academia tradicional, por lo que se identifican conflictos en el campo de las ciencias sociales y resistencias para conocer sus aportes (Rivera Gómez y Rivera García 2016).

RkJQdWJsaXNoZXIy Mzc3MTg=