Guía de educación antisexista
GUÍA DE EDUCACIÓN ANTISEXISTA 27 una sociedad y cultura sexista, la cual se manifiesta y reproduce en las interacciones sociales y en lo cotidiano. Desde esta perspectiva, lo que se problematiza es el sexismo y el cisexismo no “los hombres”, ya que estos sistemas pueden ser perpetuados tanto por hombres como por mujeres, de diferentes edades y clases sociales (hooks 2017) por lo tanto, los hombres pueden ser potenciales aliados, tanto como las mujeres pueden ser amenazas para la lucha feminista (Curiel 2017). Sin embargo, esta mirada no implica desconocer que han sido los hombres cis quienes se han privilegiado de este régimen de dominación, cumpliendo en diversas ocasiones, un rol activo en su reproducción y estando menos dispuestos a cuestionarlo. El sexismo en la experiencia educativa es ejercido y vivenciado por todas las personas, pero no de la misma manera, con el mismo impacto ni intensidad. Los estereotipos, dinámicas y relaciones heterosexistas impactan negativamente a todas las personas, pero esto no desresponzabiliza de sus actos a quienes ejercen prácticas sexistas. En este sentido, experimentamos unas “reglas del juego” en que el autoritarismo, el machismo, la homo/lesbo/transfobia, el cisexismo y otras formas de agresión se promueven para la adquisición de posiciones jerárquicas dentro del ordenamiento educativo, por tanto, quienes ejercen este tipo de violencias a menudo son renuentes a reconocer y modificar sus posiciones de privilegio. Sumado a esto, en sociedades de pluridominio, en que varios sistemas de opresión funcionan y se reproducen simultáneamente con intensidades y ritmos variables, los prejuicios (cis)sexistas y homonormativos -como parte del sistema heterocispatriarcal- se pueden observar entrelazados y reforzados con discriminaciones de otro tipo, por ejemplo, en la lucha entre clases sociales; en las asimetrías generacionales; en la diversidad corporal; en la racialización; en la patologización de la diversidad sexual; o en la segregación territorial. Por ello necesitamos construir lentes analíticos que nos permitan una observación compleja de esta constelación de sistemas y estructuras de dominación que se articulan, materializándose en experiencias concretas de privilegio y opresión (Troncoso, Follegatti, y Stutzin 2019; Gandarias 2017; Hill Collins y Bilge 2016). Por ejemplo, en la educación sexista y
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy Mzc3MTg=