Guía de educación antisexista

GUÍA DE EDUCACIÓN ANTISEXISTA 17 dominantes de la producción de conocimientos, y valorar los aportes de las epistemologías y pedagogías feministas. En esta línea, la revisión con perspectiva de género tanto de las propuestas curriculares explícitas como del currículo oculto en la Facultad se enunció como una acción necesaria para evidenciar las expresiones del sexismo en diversas dimensiones: “El sexismo, la heteronormatividad y el androcentrismo se reproducen de manera cotidiana en los currículos ocultos, los chistes y comentarios sexistas en clases y en reuniones de trabajo, en la desvalorización de investigaciones de académicas y la subordinación de saberes con enfoques de género y feministas, entre otros” (Toma de Mujeres 2018, s/n) Frente a este diagnóstico, la erradicación del sexismo en la educación supone grandes complejidades y desafíos, y si bien, en esta Guía seguimos refiriéndonos a una “educación no sexista”, consideramos que éste “no sexismo” constituye más bien un piso mínimo, que puede contener un problemático supuesto de neutralidad. La apuesta que nos convoca es construir colectivamente una educación en pos de una mayor justicia social comprometidamente “anti-sexista” (Manicom 1992), cuyo acento es ir más allá de una igualdad de oportunidades y un foco individualizante en un sentido liberal. El posicionamiento anti-sexista, estructural y radical (Troncoso, Follegatti, y Stutzin 2019) asume que el clasismo, el racismo, y la heteronormatividad se interrelacionan de múltiples maneras con el sexismo, y que una política que apunte por la igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres en la educación, no logrará avances importantes si las estructuras sociales desiguales (presentes en la familia, en el trabajo, los sistemas legales, y de bienestar social) no son desafiadas (Briskin 1990). Más allá de la lógica punitivista Pensar en la construcción de una educación libre de sexismo, es poner énfasis en las responsabilidades sociales, colectivas e institucionales. Lo