Especulaciones sobre el mundo desde América Latina

96 Según Torres, los momentos de “mayor efervescencia intelectual” respecto a la idea de América Latina coinciden con impulsos de “integración regional desde abajo” y el fortalecimiento de una idea moderna de la región, que se forma como “reacción a la integración colonial o imperial” (2021: 31). Mayormente, América Latina ha sido la idea de los “países dominados” que se propusieron luchar por su autonomía en el escenario internacional ( ibid..: 32 ). Fueron los movimientos nacionales de corte “soberanista e independentista” los que produjeron olas de integración social que instalaron la idea de América Latina como un “dispositivo de contrapoder” que estructuró la “necesidad unionista” de los países de la región (ibid.). Era a través de una integración “desde abajo” en la periferia que los países podían aspirar a mejorar su posición relativa en el reparto mundial de poder (ibid.: 51). Contrario a lo esperable en bloques interestatales “de arriba”, la integración “desde abajo” tiende a “incrementar la soberanía nacional de cada uno de los es- tados involucrados más de lo que tiende a disminuirla” (ibid.: 50-51) . La expansión de la “soberanía nacional periférica” se vuelve dependiente de la “soberanía re- gional” (ibid.). En este sentido, los nacionalismos del siglo XIX y el siglo XX vieron la unión de América Latina como un mecanismo indispensable para hacer frente a los emba- tes crecientes de Estados Unidos, que había comenzado a consolidar su ascenso como potencia tras su victoria en la guerra hispano-estadounidense de 1898 (Fu- nes, 2014). A diferencia de una Europa marcada por guerras entre sus Estados-na- ción, el “otro” contra el que se definían las naciones latinoamericanas no estaba primariamente construido con referencia a otros países de la región. Estaba en el exterior, en Estados Unidos y en menor medida en Europa. Cada país tenía sus propias narrativas nacionalistas, pero estas compartían entre sí al “otro” externo, y las posturas defensivas comunes que generaba (Miller, 2013; Haas, 1967: 332). A lgunos autores incluso han ido más allá, con enfoques centrados en América Latina como nación. Puntigliano (2010) se refiere a un “nacionalismo continenta- lista” que perduró a lo largo del siglo XIX y tomó fuerza en el XX, particularmente en los escritos de intelectuales latinoamericanistas. Ardao (1986: 194), se refiere a la integración latinoamericana como una “integración nacional” en vez de una re- gional, con una “conciencia nacional” que se encuentra en un “proceso histórico” de formación similar al de Alemania e Italia en el siglo XIX. Apuntan a que, desde antes de la creación de los actuales estados nacionales, líderes como Francisco de Miranda y Simón Bolívar ambicionaron la unión de América Latina en un solo Es- tado (Funes, 2014). El panamericanismo que promovía Estados Unidos, en cambio, era meramente un proyecto de “integración regional” (Ardao, 1986: 194) enfocado superficialmente en el libre comercio, y que para los latinoamericanistas encubría los abusos de Estados Unidos en la región (Funes, 2014).

RkJQdWJsaXNoZXIy Mzc3MTg=