Especulaciones sobre el mundo desde América Latina
37 gislativas, sobre todo en las actualizaciones de las políticas de control. Lo anterior, llega al punto de que el Estado de Chile se niega en 2018 a firmar el Pacto Mundial para la Migración y, más recientemente, se aprueba, durante la pandemia y a la espera del proceso constituyente, una reforma la Ley de Migraciones de 1975. Esto demuestra las intenciones de fortalecer la “cerradura chilena”. 4. Luchas Migrantes: Gran parte del ‘exceso’ de las migraciones frente al control estatal, es la actividad intrínseca de los migrantes que ejercen su ciudadanía, aun si esta no es reconocida u otorgada por el Estado. En efecto, al afirmarse como presencia social en el espacio nacional, el migrante ejerce una agencialidad que, entendida políticamente, tiene el potencial de contestar, evadir o derrotar las po- líticas de movilidad de un régimen de control y soberanía estatal. En su versión movimental, han emergido prácticas y luchas que revindican tanto la igualdad como la libertad (Balibar, 2017, 54) de los migrantes, que se caracterizan por ser incodificables y desafiantes a los términos del poder soberano del Estado. Una expresión significativa de la regionalización del régimen migratorio sudame- ricano fue la creación de procesos consultivos, instancias en las cuales se buscaba involucrar a actores de la sociedad civil en el tratamiento de la cuestión migra- toria. Al ser estos espacios no vinculantes, y al tener una amplia disonancia con las demandas migrantes, es posible constatar que proliferaron en varios países de la región distintas acciones, redes y espacios de debate y reflexión críticos de estas instancias. Es desde una agrupación heterogénea en condiciones variables de origen, raza o género, que dichos espacios se constituyeron como verdaderas plataformas de denuncia, resistencia a las reclamaciones de los Estados nacio- nales, aunque también de instancias propositivas (Domenech & Boito, 2019, 167). En ellos, las demandas giraron en torno al respeto, protección y garantía de dere- chos civiles, políticos y económicos, así como también y principalmente, sociales y culturales de niños, mujeres y diversidades sexuales. En el caso chileno, las organizaciones tuvieron un amplio auge durante el creci- miento de la migración internacional. Estas se formaron para influir primeramen- te en la actualización legislativa, buscando respeto y garantías a los derechos humanos y sociales. Sin embargo, luego de caer en “la trampa” de los espacios consultivos no vinculantes, han cambiado su estrategia y multiplicado las redes de solidaridad trazando objetivos comunes en la sociedad civil y manifestándose públicamente con el resto de los movimientos sociales, partidos, organizaciones y gremios (Noriega, 2019). Este período tuvo su auge en las protestas nacionales que vivió el país en 2019, en donde la politización de migrantes en el contexto de una asamblea constituyente llevó a apoyar la opción de una nueva constitución (Pujols, 2019) y levantar candidaturas independientes a favor del derecho a migrar y a la abolición de la ilegalidad migratoria.
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