Especulaciones sobre el mundo desde América Latina

21 Conclusión En definitiva, como bien señalan Calderón y Castells, estaríamos en presencia de un momento que evidencia el agotamiento de aquellas formas de desarrollo basa- das, ya sea en una ortodoxia puramente neoliberal o, en el otro extremo, aquellos modelos de vertientes ligadas a perspectivas neodesarrollistas. No obstante, el elemento en común radica en lo difuso que se torna el escenario con respecto a lo que emerja como nueva opción política de desarrollo, lo que ciertamente debería tener a la base de sus proyecciones la capacidad de generar viabilidad y orden de- mocrático en la región y donde, por cierto, no debe obviarse el carácter que asumi- rá la estructura social con las particularidades de cada país. Estas, inexorablemen- te se verán envueltas en dichos procesos ya sea por su perduración o su mutación. En la misma línea, pero desde una posición política más comprometida, García Li- nera señala que dichas coyunturas históricas están marcadas por inestabilidades y luchas. Sin embargo, inexorablemente terminará por consolidarse una estructu- ra de nuevo orden, momento histórico que el autor conceptualiza bajo el concepto de “punto de bifurcación”, vale decir: el instante en que se pone en juego la fuerza y la lucha por el poder político y el orden hegemónico que dirime las relaciones de fuerza entre los proyectos en pugna. Ciertamente, pareciera ser este el dilema ante el cual nos encontramos nuevamente en Latinoamérica con un arco de po- sibilidades indeterminado y cuya novedad, como señala Svampa, no sería la po- larización que existió durante el ciclo progresista clausurado, sino más bien, la fragilidad del escenario político emergente (134). De lo anterior se vislumbran dos alternativas: por un lado, una contrarrevolución exitosa guiada por un deseo de restauración agresiva de los valores tradicionales, y un orden social en beneficio exclusivo de los sectores dominantes de ciclos his- tóricos anteriores bajo características autoritarias; y por otro, un triunfo del blo- que ascendente de características progresistas cuyos nuevos impulsos y proyectos emancipadores sean lo suficientemente claros para presentarse como alternativa de sociedad a largo plazo. De esta forma, si los movimientos progresistas y/o de izquierda de la región bus- can retomar la iniciativa, deben, por un lado, asegurar la unidad política de todas aquellas “fuerzas igualitarias” (Svampa 134) presentes en el continente, sean estas organizaciones sindicales, movimientos socioambientales y territoriales, feminis- tas o indígenas. No obstante, esto por sí solo puede ser insuficiente para contra- rrestar del todo a quienes añoran una reestructuración autoritaria de la sociedad. A lo anterior se debe sumar a nuestro juicio, una actualización de sus propias ideas con relación al cambio epocal, abogando –entre otras tantas cosas- por una serie

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