Especulaciones sobre el mundo desde América Latina

144 En su reemplazo inmediato, siguiendo el precepto constitucional, asumió Boniface Alexandre, presidente de la Corte Suprema de Haití. Sin contratiempos, uno de los primeros pronunciamientos de Alexandre fue solicitar la intervención de Naciones Unidas en el país. No era la primera vez que el Consejo de Seguridad de las Na- ciones Unidas tenía que establecer una resolución de intervención en Haití, pero la que estaba a punto de aprobar, MINUSTAH, cuya sigla proviene de Mission des Nations Unies pour la Stabilisation en Haïti (en español: Misión de Estabilización de las Naciones Unidas en Haití), iba a ser la más larga ocupación cívico-militar, de cuño multilateral, en el territorio haitiano. Ricardo Seintefus explica el choque de tesis que existió entre varios países para abordar el conflicto haitiano en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas. De un lado, la tesis de enfrentar y ocupar militarmente Haití por cuanto suponía una situación que ponía en riesgo al conjunto de la seguridad regional (fórmula apo- yada mayormente por Estados Unidos, Francia y Canadá); y de otro, la “Doctrina 6 ½” (apoyada por el cuerpo diplomático brasilero), justificada a partir del Capítulo VI y VIII de la Carta de San Francisco de Naciones Unidas, que se inclinaba a la construcción de la paz (peacebuilding ) a través de la solución pacífica mediadas por negociaciones, arbitrajes y otros instrumentos diplomáticos, sin desestimar la imposición de la paz por la fuerza ( peace enforcement ) en las ocasiones que fuera necesario (186). En sus inicios, para cumplir con las condiciones establecidas por Brasil, se negoció que la coordinación militar de la operación la dirigiera el Estado brasilero; la jefatura política, por su parte, la asumiría el chileno Juan Gabriel Val- dés, principal encargado comunicacional y diplomático de MINUSTAH. Los hechos de los primeros años de MINUSTAH (2004-2017) grafican el precario cuidado por los derechos humanos que tuvo la misión militar. En julio 2005, se registraron masacres en la comunidad Cité Soleil, Port-au-Prince, de por lo menos 27 civiles (20 eran mujeres). En diciembre de 2006, los cascos azules volvieron a Cité Soleil y asesinaron a 40 personas entre los que se encontraban niñas y niños. Asimismo, la acelerada desprolijidad de la misión en su fase inicial posibilitó la intromisión del cólera a Haití, producto de que miembros de las tropas nepalíes que ingresaron eran portadores de esta enfermedad, dejando cerca de 30.000 muertos y más de 800.000 necesitados de atención médica (Zavaleta y Franco 21). Asimismo, en los casi trece años que duró la misión, más de 2.000 mujeres haitia- nas fueron víctimas de abuso sexual a manos de las fuerzas de paz, a cambio de dinero, comida o agua (Zavaleta y Franco 21). En este periodo, participaron comi- tivas militares de Brasil, Argentina, Bolivia, Chile, Colombia, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Honduras, Paraguay, Perú, República Dominicana, Uruguay, Croacia, España, Canadá, Estados Unidos, Francia, Italia, Filipinas, Jordania, Nepal, Pakis- tán y Sri Lanka.

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