Especulaciones sobre el mundo desde América Latina
141 de los Estados Unidos en la zona Caribe-Centroamérica (1915-1934) 2 . Esta fue jus- tificada por la inestabilidad política y las convulsiones sociales, ambas derivadas de la crisis de la República oligárquica, que podrían comprometer los intereses del “gigante de siete leguas” en la región. Es igualmente llamativo, en este senti- do, que la justificación pública de la intervención internacional en Haití persevere en este campo semántico de lo inestable que debe ser estabilizado. En relación a las ocupaciones, el concepto “estabilizar” ha sido el telón para el derecho del multilateralismo a la injerencia y a la “no indiferencia” (concepto utilizado por la diplomacia brasilera para entregar su apoyo a MINUSTAH en 2004). Estabilizar mediante tropas de guerra ha sido una fórmula geopolítica exportada a varios lu- gares del mundo y, en prácticamente todos los conflictos de nuestros tiempos, ha tenido un desenlace fútil que sin embargo ha tenido una importante validación internacional. Intervenir, ocupar, justificar: fuerzas “estabilizadoras” en Haití Mientras en septiembre de 2001 acontecía el primer atentado terrorista transmi- tido en vivo para todo el mundo, solo un mes después, a casi 2.500 kilómetros del epicentro de la caída de los rascacielos más preponderantes del hemisferio norte, el carismático líder católico Jean-Bertrand Aristide asumía la primera magistra- tura de la República de Haití, luego de haber ya experimentado previamente un golpe de Estado, el exilio y el retorno a su país. Aquella semana que asumía el presidente Aristide, desde la Casa Blanca su par George W. Bush le declaraba la guerra al terrorismo y organizaba una intensa campaña de bombardeos en Afga- nistán con miras a capturar a los líderes de Al Qaeda. A los pocos años, la ob- sesión de Bush pasó de Afganistán a Irak, propagando una retórica de la guerra que situó a estos países del Oriente Medio dentro del “Eje del mal”. El presidente Aristide, por su parte, temprana y paulatinamente perdía respaldo ciudadano en su tercera gestión; acusaciones de corrupción, promesas incumplidas y perse- cución política a la oposición acumulaban malestar social frente a instituciones estatales de una fragilidad extrema. Al mismo tiempo, sus guiños recurrentes y el buen trato público con gobiernos socialistas como los de Cuba y Venezuela 3 . 2 Cf. Castor, Suzy. L’occupation américaine d’Haïti. Chicoutimi : Les Classiques des sciences sociales, 2019. Disponible en classiques.uqac.ca/contemporains/Castor_Suzy/Occupation_americaine_Haiti/ 3 El gobierno de Cuba, liderado por Fidel Castro, colaboró con el gobierno de Aristide llevando asis- tencia médica a Haití. Por su parte, la Venezuela de Hugo Chávez colaboró con apoyo energético. Cabe señalar que fueron de los pocos países de América Latina que denunciaron la ocupación de la ONU en Haití en 2004.
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