Especulaciones sobre el mundo desde América Latina

140 Solo desde 1993 a la fecha, más de nueve misiones cívico-militares han arribado a territorio haitiano: MICIVIH, UNMIH, UNSMIH, UNTMIH, MIPONUH, MICAH, MINUSTAH, MINUJUSTH y BINUH, entre la más recordadas. La metamorfosis de sus siglas, sin embargo, no ha modificado la intención del “mundo civilizado” de pacificar, estabilizar y orientar a un Estado jibarizado, sobre el cual se ha repetido hasta el hartazgo en los medios de comunicación regionales que es un “Estado fallido”, sin ponderar lo que ello significaría en la minorización 1 de todo un pueblo. Asimismo, el trayecto semántico de la “pacificación” ha adoptado diversos signi- ficantes que actualizan la oposición constitutiva de la civilización versus barbarie: ocupación, intervención, misiones de paz, ayuda humanitaria. Con una diferencia de un siglo, los marines –quienes, en su primera ocupación en Haití, forzaron la crea- ción de una nueva Constitución, redactada por el mismísimo Franklin D. Roose- velt, por entonces secretario de la Marina estadounidense— han dado paso a los cascos azules, contingente mayormente militar y policial proveniente de diferen- tes países del mundo. La variopinta y “multicultural” ocupación de la ONU en te- rritorio haitiano fue explicada en 2011 por Susan Rice, por entonces embajadora de los Estados Unidos en Naciones Unidas durante la administración del presidente Barack Obama, con una sorprendente franqueza sobre esta movida de ocupación multilateral: Each UN peacekeeper costs a fraction of what it would cost to field a U.S. soldier to do the same job. So what ’s better, for America to bear the entire burden, or to share the burden for UN peacekeepers and pay a little more than a quarter of the cost? I don’t know about you, but personally, I like places where I get 75 percent off. (s/p) Por supuesto, la historia del “país más pobre de América Latina” tiene mucho ver con la del imperio más rico del mundo, quien no ha escatimado en metáforas de ofertas de consumo en sus operaciones militares o intervenciones subdesarro- lladoras. Aquellos medios de comunicación que cada vez que han hecho desfilar con tan escaso decoro la idea del “Estado fallido” se esfuerzan por soslayar el hecho de que, desde inicios del siglo XX, Haití conoció la intervención militar y el saqueo económico en su territorio, convirtiéndose en la ocupación más larga 1 Utilizo aquí y en lo sucesivo esta expresión desde la noción de minorité que releva Étienne Balibar a partir de la idea de “minoridad” de Kant, la cual alude a distintos grupos humanos que han sido desvalorados como sujetos no preparados, despojados de la legitimidad por no conocer la “mayo- ría de edad”, personas en estado de carencia de habilidades que han permanecido “relativamente confinados en un estatuto de minoría: mujeres, empleados asalariados, pueblos colonizados, ‘razas inferiores’” (160), entre otros.

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