Especulaciones sobre el mundo desde América Latina
129 victoria, pues estas son graduales, moduladas; conquistas totales para algunos, acuerdos relativos para otros. El acceso al poder en la guerra es menos “todo o nada” de lo que se cree, aun cuando sabemos que, en términos retóricos y siguien- do a Arendt–, la idea de la victoria como única salida es ampliamente sostenida. Lo que vino después de la Segunda Guerra Mundial no era “la Paz” propiamen- te tal, sino una tensa y precaria estabilidad producida por el conflicto bipolar que fue la Guerra Fría, sustentado en una lógica de la guerra que no concluyó en 1945, la cual mezcla aspectos militares, industriales y laborales: “El fin de la guerra –fin concebido en su doble significado– es la paz o la victoria; pero a la pregunta, ¿y cuál es el fin de la Paz?, no hay respuesta. La paz es un absoluto, aunque en la Historia que conocemos los períodos de guerra hayan sido siempre más prolongados que los períodos de paz. El poder pertenece a la misma catego- ría; es, como dicen, ‘un fin en sí mismo’” (Arendt, 70) 10 . Otro autor que analiza la cuestión de la violencia, y que la tematiza particularmente en las relaciones de subordinación entre colonizador y colonizado es Frantz Fanon, a quien Aren- dt, de hecho, rebate públicamente por la legitimación que hace el martinique- ño-argelino de este recurso por parte de los pueblos colonizados (de hecho, se lo reconoce como uno de los principales teóricos de los movimientos de libe- ración nacional que declararon la guerra a las potencias colonialistas entre las décadas de 1940 y 1970). Sus tesis extensivas a todo el Tercer Mundo se susten- tan en algo menos abstracto que el pensamiento de Arendt: en el antagonismo irresoluble entre los dos grupos antes mencionados. Respecto al colonizado que decide derribar cualquier traza de colonialismo señala: “El colonizado que decide realizar ese programa, de hacerse el motor, está preparado todo el tiempo a la violencia. Su concepción es clara, para él ese mundo encogido, sembrado de pro- hibiciones, sólo puede ser desafiado por la violencia absoluta” (Fanon, 30-31) 11 . 10 En 1945 se acaba la Segunda Guerra Mundial, dando paso a una serie de tratados y transformaciones territoriales en el mundo entero. En términos internacionales, la antigua Sociedad de las Naciones se trans- formó en la Organización de las Naciones Unidas (ONU), con una fuerte presencia de EE.UU , siendo una institución donde se dictaminaban acuerdos para no caer en las mismas atrocidades desencadenadas por la guerra, pero no necesariamente para evitarlas. En sus primeros años se generó uno de los documentos más importantes que ha emanado de dicha organización: la Declaración Universal de los Derechos Humanos (1948). Ahora bien, si seguimos a Arendt, podríamos decir que la violencia necesita herramientas materiales y discursivas. La disuasión como argumento para evitar la violencia es como mejor se mantiene la paz; tal vez la Declaración Universal de los Derechos Humanos se enmarcaría en dicha frase.. 11 “Le colonisé qui décide de réaliser ce programme, de s’en faire le moteur, est prépare de tout temps à la violence. Des sa naissance il est clair pour lui que ce monde rétréci, semé d’interdictiones, ne peut être remis en question que par la violence absolue”. (Traducción propia)..
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