Especulaciones sobre el mundo desde América Latina
13 de gobernanza y sentido común. Equilibrio catastrófico y lucha hegemónica En términos teóricos, precisamos la utilización de dos conceptos propios de la teoría gramsciana: equilibrio catastrófico y hegemonía. A través de tales concep- tos creemos que es posible plantear marcos analíticos que den cuenta del estado actual de disputa política e ideológica que encarnan los proyectos políticos an- tagónicos, bajo un ciclo marcado por la crisis de los modelos de desarrollo (neo- liberalismo y neodesarrollismo), que pujaron por conducir las transformaciones políticas, sociales, económicas y culturales de la región en las últimas décadas. Aquel momento de destrucción o equilibrio catastrófico ha sido conceptualizado históricamente por Gramsci bajo el término de cesarismo , vale decir: “[…] una situación en la cual las fuerzas en lucha se equilibran de una manera catastrófica, o sea de una manera tal que la continuación de la lucha no puede menos que concluir la destrucción recíproca […] Se trata de ver si en la dialéctica “revolución-restauración” es el elemento revolución o el elemento restauración el que prevalece […]” (72) En tal sentido, el intelectual italiano señalaría que la existencia del fenómeno cesarista en la historia puede tomar una perspectiva progresista cuando dichas fuerzas finalmente triunfan, “aunque sea con ciertos compromisos y temperamen- tos limitativos” y, en caso contrario, es regresivo cuando su intervención ayuda a triunfar a fuerzas regresivas y/o restauradoras (71). Aplicando estos conceptos gramscianos, García Linera diría que en periodos de crisis puede existir una situación de empate catastrófico o, en términos clásicos, una crisis de hegemonía. Esto significa, una etapa de crisis caracterizada por la confrontación de dos proyectos políticos con capacidad de atraer fuerzas sociales a su favor y con capacidad de movilización. De aquel primer momento se suscita una segunda instancia, marcada por la existencia de un conflicto latente entre un bloque dominante y un bloque ascendente , cuya irresolución origina una situa- ción de empate que puede prologarse en el tiempo de forma indefinida. Aquello es lo que describió con bastante lucidez el sociólogo argentino Juan Carlos Portantiero refiriéndose a estos momentos como una disputa entre proyectos que no logran reunir los recursos necesarios para asumir una posición de liderazgo o de dirección política, en donde se logre representar sus propios intereses como así también, los intereses de toda la sociedad, formando un bloque histórico que modele un nuevo orden o sentido común.
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