Modelo de certificación universitaria en estándares de igualdad de género, sello genera igualdad.

334 dirección de igualdad de género anexo 2 . caja de herramientas Participación y representación en la academia la actividad académica y fundamentan la pertenencia de sus miembros a la vida uni- versitaria. Estos son: “la libertad de pensamiento y de expresión; el pluralismo; y la participación de sus miembros en la vida institucional, con resguardo de las jerar- quías inherentes al quehacer universitario. Forman parte también de estos principios orientadores: la actitud reflexiva, dialogante y crítica en el ejercicio de las tareas inte- lectuales; la equidad y la valoración del mérito en el ingreso a la Institución, en su pro- moción y egreso; la formación de personas con sentido ético, cívico y de solidaridad social; el respeto a personas y bienes; el compromiso con la institución; la integración y desarrollo equilibrado de sus funciones universitarias, y el fomento del diálogo y la interacción entre las disciplinas que cultiva”. Uno de los hitos relevantes en el desarrollo de la carrera académica es la modificación al Reglamento General de Carrera Académica decretada a inicios del 2020. Este proce- so evaluativo busca asegurar y estimular el desarrollo del cuerpo académico, conside- rando las exigencias que surgen con las nuevas miradas del quehacer académico y la creciente complejidad de la formación en la educación superior. El reglamento actua- lizado cuenta con un enfoque de género en las conformaciones de las comisiones de evaluación superior y locales, como asimismo releva la política de corresponsabilidad que tiene nuestra casa de estudio. Uno de los aspectos importantes de este Reglamen- to es que por primera vez se construirán rúbricas que aportarán a la objetividad de los procesos y al reconocimiento de las diferentes labores que realizan los académicos y académicas de nuestra Universidad. 3. ESTADO DEL ARTE DE BUENAS PRÁCTICAS INTERNACIONALES La VAA y su DAA han considerado aportar con iniciativas que contribuyan a reducir las desigualdades de género que enfrenta el estamento académico, por lo cual se ha estudiado, en primer lugar, lo que han hecho otras universidades nacionales y extran- jeras que se encuentran (o se han encontrado) en la misma situación. De la literatura consultada se desprende que un factor común es que, de una u otra forma, todas las universidades han reconocido la necesidad de enfrentar y subsanar las desigualdades de género. Usualmente esto se ha formalizado por medio de algún Decreto Universitario - o símil administrativo - no obstante, estos documentos no ponen en discusión las acciones específicas que se han decidido tomar en el corto, mediano o largo plazo, por lo que difícilmente podría decirse que son el reflejo de una política de equidad de género, más bien son los primeros pasos en la construcción de dicha política. Por otro lado, como se dijo anteriormente para el caso de la Universidad de Chile, muchas universidades trabajan con políticas generales que no resuelven las problemáticas particulares de sus académicas y académicos. En la región existe el trabajo que ha realizado la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), contenido en el documento titulado “Lineamientos generales para la Igualdad de Género en la UNAM”, de 2013, que consolidó todos aquellos principios y propuestas surgidas desde las demandas internas de la institución. Si bien el do- cumento pudo ser pertinente en su momento, carece entre sus artículos de un foco particular sobre las problemáticas de las académicas. Dentro de esta propuesta, ade- más, se hace hincapié en generar igualdad de oportunidades, cuestión que por cierto representa una condición necesaria dentro de la superación de las desigualdades de género, pero que no es condición suficiente para el tipo de política que pretendemos realizar en nuestra Universidad. Por otro lado, se manifiestan una serie de intenciones

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