Modelo de certificación universitaria en estándares de igualdad de género, sello genera igualdad.

238 dirección de igualdad de género anexo 2 . caja de herramientas Investigación, Desarrollo e Innovación cra reflexiones que se van “desarrollado principalmente en relación con la coopera- ción entre diferentes disciplinas y actores de la praxis social con la intención de tratar y resolver los problemas críticos” (Vienni y Rojas-Castro, 2018: p. 2). En el actual escenario, la inter/transdisciplina se formula como una posibilidad de integración de distintos enfoques, sobrepasando los límites fijos de las disciplinas; sin descartar el conocimiento y trayectorias especializadas (Hoffmann et al., 2017 citado en RedesTD, 2020). En los últimos años las instituciones de educación superior han impulsado iniciativas para introducir la interdisciplina en sus políticas (Vienni et al., 2018). Ha implicado retos importantes, considerando la estructura organizativa y la forma de concebir, de forma tradicional la creación y transmisión del conocimiento: departamentos disciplinarios o escuelas profesionales (Boden y Borrego, 2011, citado en Vienni et al., 2018). Promover la idea de núcleos transdisciplinarios que incorporan perspectiva de género, busca valorar nuevas formas de creación y transmisión de conocimiento. Consideran- do además que inequidades de género en el ámbito universitario son históricas y que se remiten a la construcción inicial, y hegemónica de la ciencia moderna occidental. Siendo los principales objetivos de la universidad la creación y transmisión de cono- cimiento científicamente validado, no se olvidar el binarismo que contrapone y jerar- quiza, por ejemplo, la razón sobre la emoción, lo objetivo sobre lo subjetivo, la cultura sobre la naturaleza (Bourdieu, 2002; Pacheco, 2010) y otras distinciones íntimamente relacionadas con concepciones, nuevamente, binarias sobre lo femenino y lo mas- culino. Así, se distribuyen y jerarquizan los constructos “masculinos”, que obtienen más estatus que los “femeninos”. En consecuencia, el quehacer universitario, la pro- ducción y transmisión conocimiento, y su relación con la creación de la razón queda “asociada a los hombres” (Martínez y Bivort, 2014: p. 17) mientras que las labores formativas quedan relegadas a lo femenino ya que, dicho constructo está asociado a aspectos de la crianza y cuidados (Follegati, 2016; Martínez y Bivort, 2014; Saracostti, 2006). Desde ese punto de vista, las lógicas de reproducción de lo masculino (Bourdieu, 2007) funcionan excluyentes ante los aportes, creatividades y conocimientos que las mujeres y otras subjetividades pueden construir desde otro tipo de lógicas. Todo esto, bajo el pretexto de que lo femenino se encuentra del lado de la emoción/afectos, y lo mascu- lino desde la razón/objetividad. Sin embargo, la supuesta objetividad que defiende la ciencia masculinizada pasa por alto que la observación y el análisis pueden ser parcia- les, segmentados y dependen de quien observa y qué observa, y que está fuertemente influenciado por intereses, sesgos, preferencias y posiciones sociales específicas. No es casual entonces que el género resulte una de las formas primarias de las rela- ciones de poder (Scott, 2008). La construcción histórica del género donde la domina- ción masculina se convierte en la norma de la Universidad refleja la producción de estructuras de dominación que están insertas y altamente legitimadas en la sociedad (Berríos, 2006). Dicho sistema es denominado por Buquet (2016) como sistema de or- den de género; que otorga condiciones de desventaja a las mujeres que responden a una estructura social que las subordina “como colectivo frente al colectivo de los hombres y que construye diferencias arbitrarias cuyo resultado es el desempeño de papeles sociales diferenciados y jerarquizados que se reproducen en todos los ámbi- tos del ser y del quehacer humano” (p. 28). En consecuencia, un Núcleo Transdisciplinario con Perspectiva de Género debe man- tener una mirada crítica a dichos binomios y contar con apoyos institucionales para enfrentar desventajas, que exceden el sistema de orden de género, que están relacio- nadas con profundas crisis del actual sistema político y modelo de desarrollo impe- rante en Chile, y que han impactado también al mundo universitario.

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