A 50 años del inicio de la fonoaudiología en Chile: experiencias y desafíos actuales en salud pública

97 las labores domésticas y de cuidados; y en ellos la posibilidad de ejercer una autoridad en casi todos los ámbitos de la vida social (Carosio, 2017; Federici, 2018). A partir de lo anterior, me surgió la pregunta: ¿Cómo se expresó en la terapia lo personal en lo público? y ¿qué hicimos al respecto? La gran mayoría de las participantes eran mujeres; muchas de ellas vivían de forma autónoma en sus propias viviendas, sin embargo, otras compartían sus casas con hijas/os y/o nietas/os, siendo demandadas —desde este lugar— a cumplir con roles de cuidado a permanencia, incluso a veces en el transcurso de las sesiones. Como equipo terapéutico estábamos atentas a estas prácticas, por lo tanto, procuramos apoyarlas en la agencia de sus propios tiempos para la conexión online a las actividades y para la realización de sus actividades terapéuticas en su casa, así como también tener la flexibilidad de permitirles ausentarse o conectarse desde diversos lugares (consultorios, hospitales, municipios, etc.) mientras ejercían esos roles de cuidado. Incluso fue necesario intervenir —en algunos casos— de forma personal, cuando desde los espacios familiares no respetaron el tiempo que ellas destinaban a los talleres. Una ética feminista en lo laboral debe hacerse cargo de esta temática, que claramente no es una tarea fácil, pues los cambios requieren transformaciones profundas en la sociedad. Sin embargo, como profesionales de la salud, tenemos una oportunidad para abrir nuevas formas de comprender el cuidado y entender que desde ese lugar se ha gestado la vida de casi todas las mujeres que acompañamos, incluidas las consultantes, hermanas, madres, hijas, abuelas, vecinas, entre otras. Debemos observar el poder y deconstruirlo Vivimos en una sociedad que instala privilegios y opresiones entre las personas de forma estructural y el feminismo interseccional fue un punto de partida para comprender esta complejidad, pues habitamos diversos espacios de exclusión que generan discriminaciones imbricadas o intersectadas que son urgentes de atender (Ahmed, 2021; Viveros, 2016). A partir de lo anterior, resulta de vital importancia no solo observar, desenmascarar y hacer visibles esas relaciones de poder que son desiguales, sino que —desde una ética feminista— debemos accionar para desmantelarlas (Ahmed, 2021; Carosio, 2017). A partir de lo anterior, me surgió la pregunta: ¿Qué hicimos para deconstruir los roles de poder dentro del espacio terapéutico? A continuación, algunos ejemplos:

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