A 50 años del inicio de la fonoaudiología en Chile: experiencias y desafíos actuales en salud pública
62 MARCO TEÓRICO El proceso de alimentación y deglución es fundamental en la supervivencia del ser humano, ya que con ella se produce la ingestión de alimentos e hidratación diaria. Su control neurológico implica la correcta recepción de inputs sensoriales y las respuestas motoras. En estrecha relación con lo anterior, se requiere de indemnidad de los sistemas involucrados: digestivo, respiratorio y cardíaco, así como de la adecuada coordinación entre ellos. Además de esta función vital, este proceso representa una instancia de intercambio social y de agrado, que es compartido universalmente. Clásicamente se identifican tres etapas de la deglución: la oral, la faríngea y la esofágica. A estas se les ha agregado la etapa anticipatoria y la preparatoria oral. De este modo, cada etapa está caracterizada por una serie de eventos que permiten describir el paso normal del alimento, desde que es percibido sensorialmente por la persona antes del ingreso oral, pasando por el incorporación y formación del bolo en la cavidad oral, la propulsión de este hacia la faringe, el cambio de configuración de la cavidad oral, orofaringe y laringe de respiratoria a deglutoria, hasta finalizar con el transporte esofágico del alimento hacia el estómago. Por otro lado, se ha identificado que este proceso tiene parámetros cuya valoración entrega una mirada no solo en relación con la temporalidad del proceso en asociación con las estructuras asociadas, sino también con la ejecución propiamente tal de la persona. De esta forma, se propone que la alimentación- deglución debiera ser confortable, eficaz, eficiente y segura (Bacco et al., 2014). De acuerdo con lo expuesto, es evidente que el procesode alimentación y deglución es altamente sensible a verse afectado, especialmente en el caso de situaciones de salud que repercuten en los sistemas involucrados y, muy específicamente, en ciertas patologías que provocan en la persona una limitación en las actividades de ingesta de alimentos y líquidos. Esto sucede con alta frecuencia en las personas en situación de discapacidad motora, quienes presentan una situación de salud de base relacionada con una patología de origen neurológico. Se ha descrito que en la población pediátrica general los trastornos asociados a la alimentación y deglución llegan al 45% (Lefton-Greif y Arvedson, 2007). En el caso de niños con parálisis cerebral la prevalencia puede ser hasta del 99% (Bacco et al., 2014; Calis, 2008; Robertson et al., 2017), de aproximadamente el 60% en los niños con síndrome de Down (Jackson et al., 2016) y en el 70% de los
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