A 50 años del inicio de la fonoaudiología en Chile: experiencias y desafíos actuales en salud pública
264 Crisis alimentaria y ollas comunes A nivel mundial, la pandemia por SARS-Cov-2 ha impactado fuertemente la alimentación de las personas, lo cual generó un retroceso en los avances de la lucha contra el hambre. En efecto, las medidas no farmacológicas tomadas por los diferentes Estados han repercutido negativamente en los ingresos económicos, sumadas a la interrupción de las cadenas de suministro y al aumento de precios de la canasta básica de alimentos, entre otros. La calidad y cantidad de los alimentos se ha visto mermada, afectando directamente la ingesta de nutrientes, lo que se profundiza en los grupos más vulnerables (Banco Mundial, 2021). En Chile, la Encuesta Social COVID-19 (Ministerio de Desarrollo Social, 2020), evidenció una reducción de los ingresos familiares durante la pandemia que llegó a un 59,4%. En tanto que en términos laborales un 38,4% de los hogares disminuyó su ocupación, observándose una profundización en la insuficiencia del gasto principalmente en aquellos liderados por mujeres, población más vulnerable socioeconómicamente y aquellos domicilios con niños, niñas y adolescentes. Dentro de las respuestas para el manejo del gasto familiar en medio de la crisis llama la atención la reducción del consumo en alimentación, el cual llegó a un 54,6% (Ministerio de Desarrollo Social, 2020). Por otra parte, es necesario apuntar que la alimentación es un proceso fisiológico con un fin nutricional y de goce, un fenómeno sociocultural que cobra significancias simbólicas dependiendo de la comunidad a la que se pertenece o con la que se identifica, la historia vivenciada, los vínculos desarrollados en ella y los actos sociales comprendidos (Aguilar Piña, 2014). De igual modo, y como ya se mencionó, la alimentación es un derecho humano ratificado endiversos pactos internacionales que los Estados se han comprometido a respetar, proteger y facilitar para garantizar el acceso regular, permanente y libre, sin importar el medio, a una alimentación adecuada y suficiente, en cantidad y calidad, adecuada a las prácticas culturales de la población consumidora (Jusidman-Rapoport, 2014). Las organizaciones comunitarias territoriales han comprendido tempranamente que la alimentación es una necesidad humana fundamental que debe abordarse, por lo que estas han emergido a lo largo de la historia de Chile en respuesta a crisis políticas y sociales: antes del golpe de Estado estas organizaciones se
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