A 50 años del inicio de la fonoaudiología en Chile: experiencias y desafíos actuales en salud pública
252 de la cartera de prestaciones disponibles, aquellas que se pueden encuadrar en el quehacer fonoaudiológico, incorporar otra nuevas (como atención en domicilio y evaluación y terapia fonoaudiológica), así como también definir su tiempo de duración y los recursos terapéuticos requeridos (tales como test y materiales). Desde la práctica clínica, esta situación inédita ha significado un trabajo minucioso para estandarizar los procedimientos que configuran la fonoaudiológica ambulatoria en salud mental. En este sentido, el trabajo colaborativo con otros colegas ha sido fundamental. Dentro de las prestaciones mencionadas, las horas de trabajo clínico y administrativo se distribuyen en una agenda virtual donde la mayor parte del tiempo está destinado a atenciones de evaluación y tratamiento individuales (una hora de duración cada una), con énfasis en la población infantoadolescente y, en menor proporción, en adultos. Los usuarios llegan a la atención fonoaudiológica como resultado de una pesquisa al momento de la evaluación de ingreso, la cual es realizada por el equipo multiprofesional del CSMC, o bien, por derivaciones internas de otros profesionales. Una vez que llega el paciente, por lo general la evaluación fonoaudiológica es realizada en dos sesiones de una hora cada una, la cual entrega como resultado una retroalimentación y sugerencias para el hogar. Estas horas de dedicación también contemplan visitas domiciliarias, las cuales son una valiosa fuente de información para comprender, a partir del contexto cotidiano, algunas situaciones y conductas de los usuarios. Ahora bien, dado que el apoyo fonoaudiológico apunta principalmente a niños y adolescentes con necesidades educativas especiales tales como TEA, discapacidad intelectual y/o trastorno por déficit atencional e hiperactividad, las actividades terapéuticas se enmarcan en metodologías ecológicas en donde el juego es el motor principal de las actividades, pues permite entregar y modelar estrategias de estimulación del lenguaje y la comunicación a los cuidadores, haciéndolos partícipes como coterapeutas. En las sesiones es común el uso de recursos terapéuticos concretos como juguetes, imágenes, y juegos de mesa, entre otros, los cuales logran captar la atención de los usuarios y mantener la concentración y motivación durante la sesión. Así también, ha sido de utilidad terapéutica el material digital como los juegos virtuales, presentaciones interactivas y videos educativos o de entretenimiento.
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