A 50 años del inicio de la fonoaudiología en Chile: experiencias y desafíos actuales en salud pública
196 desarrollo psicomotor (EEDP) y el Test de evaluación del desarrollo psicomotor (TEPSI), y se determina si presentan algún tipo de retraso en el crecimiento. De acuerdo con ello, las alteraciones pueden ser clasificadas en “normal con rezago”, “riesgo” y “retraso”. En el caso de obtener un puntaje de normalidad, pero se observan condiciones que podrían afectar al desarrollo integral infantil, el o la enfermera aplica la Pauta de riesgo biopsicosocial, la que si resulta positiva a un indicador permite ingresar niñas y niños la sala de estimulación (Chile Crece Contigo, 2012). De este modo, según sea el motivo de ingreso y la edad, se indica en cada caso una cantidad específica de sesiones que se deben cumplir en un margen de tiempo limitado, pues son indicadores que Chile Crece Contigo evalúa continuamente y planifica con recursos y acciones año a año. En este sentido, el plan de apoyo de la sala de estimulación presenta un tiempo y sesiones previamente declaradas, en donde las educadoras de párvulos y profesionales fonoaudiólogos participan según la frecuencia que sea requerida en cada caso. Una vez cumplido el plan, niñas y niños deben ser reevaluados por el o la enfermera y determinar si requieren nuevamente los apoyos de la sala. Respecto de la atención fonoaudiológica, esta buscará promover el desarrollo integral de los niños, considerando a la familia y a la comunidad como agentes clave para el crecimiento. Como objetivos específicos, es posible identificar los siguientes: → ї promover una crianza respetuosa por parte del eje parental. → ї educar a cuidadores respecto de estrategias de estimulación de la comunicación. → ї detectar de manera temprana y oportuna trastornos de la comunicación. → ї activar redes de apoyo intra e intersectorial del sistema de salud y en los dispositivos disponibles en la comunidad (por ejemplo, escuelas, jardines infantiles, etc.). Finalmente, las acciones que se llevan a cabo necesariamente deben estar dentro de un marco de atención que busque garantizar los derechos de niñas y niños, promover la equidad de género y erradicar el enfoque hegemónico de la crianza, para avanzar hacia la eliminación de una mirada adultocéntrica, favorecer la sensibilidad parental y generar acciones con pertinencia sociocultural y étnica. Por lo tanto, el trabajo con la familia es primordial, pero no solo como un apoyo en la estimulación del lenguaje, sino como un sistema que requiere
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