A 50 años del inicio de la fonoaudiología en Chile: experiencias y desafíos actuales en salud pública
151 PRESENTACIÓN Y CONTEXTO El punto de partida ¿Cómo comenzó mi interés por trabajar con personas quemadas? Recuerdo cuando estaba en la universidad en mi proceso de formación para ser fonoaudiólogo: a medida que avanzaba iba descubriendo diferentes ámbitos de la profesión que me interesaban y que, a mi juicio, en su conjunto daban cabida a un sinfín de opciones para contribuir en la vida de las personas, pues a mi modo de ver la fonoaudiología era un todo y no áreas divididas como se enseñaba para “fines prácticos”. Una tarde mirando televisión, vi un reportaje de una persona que había sufrido quemaduras en su rostro: escuchar su relato fue algo que me impactó en lo más profundo. Pensé “si se quemó la cara, ¿habrá necesitado apoyo fonoaudiológico?”. Yo me imaginaba que sí, lo daba por hecho. Un par de semanas después vi en redes sociales el reportaje de una modelo australiana (Turia Pitt) quien en una carrera benéfica producto de un incendio en un bosque sufrió quemaduras en el 65% de su cuerpo. Para mí el mensaje fue claro, pues no creo en las coincidencias, y se despertó aún más mi interés por esta temática. Comencé a realizar búsquedas bibliográficas acerca del abordaje fonoaudiológico en pacientes quemados. En ese entonces la literatura era escasa y el acceso a revistas científicas relacionadas era limitado; sin embargo, gracias a la ayuda brindada por profesores y personal de la biblioteca logré acceder a ellos. También me acerqué a mi profesor de ese entonces —y actual amigo—, Rodrigo Tobar, a quien le consulté por experiencias respecto de este ámbito; él me comentó que había tenido la oportunidad de atender algunos casos, pero que no era un tema de pregrado. Seguí con mi proceso de autoformación y, sobre la base de los artículos que había leído pude llegar a otros, e identificar lo que debía conocer en profundidad. En 2014 tuve la oportunidad de realizar un intercambio en la Universidad de São Paulo, Brasil —cuna latinoamericana de la motricidad orofacial y la intervención fonoaudiológica en quemados—, donde cursé uno de mis internados clínicos, y así aproveché de autogestionar una pasantía con quemados del Hospital das Clínicas, de la Facultad de Medicina de la Universidad de São Paulo. En este lugar tuve mi primera aproximación con las personas quemadas; fue bastante difícil en
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