A 50 años del inicio de la fonoaudiología en Chile: experiencias y desafíos actuales en salud pública
143 modo que se incluye la evaluación cognitivo-comunicativa en casos específicos. También es relevante controlar los casos que reciben cierto tipo de drogas que afectan los umbrales auditivos y que son de uso frecuente en el tratamiento antineoplásico de cabeza y cuello —como es el cisplatino— siendo fundamental el control con audiometría antes, durante y después de la quimioterapia, con el fin de advertir al respecto y manejar el cuadro ante una pérdida auditiva (Rybak et al., 2019). Por otra parte, los trastornos de la voz pueden ocurrir como secuelas propias del tumor, ya sea por la alteración que produce a nivel orgánico, o bien, por cambios conductuales que pudiera evidenciar el paciente. Al respecto, tanto la cirugía como la radioterapia afectan directamente la voz, pudiendo presentarse disfonía o incluso afonía. De allí que el abordaje fonoaudiológico incluye el trabajo de la proyección vocal, el manejo y la recuperación del tono —cuando es posible—, la reducción de la fatiga vocal, y el aumento de la aducción de los pliegues vocales, entre otros (Clarke et al., 2016). De igual modo, existen casos que deben permanecer con traqueostomía y, de ser así, se debe otorgar entrenamiento en el uso de la válvula de fonación; en el caso de laringectomía total se realiza el análisis del mejor método alaríngeo de comunicación al que puede acceder el paciente, junto con el seguimiento de quienes se someten a radioterapia, porque la alteración producida a nivel de pliegues vocales requiere de un entrenamiento permanente con seguimiento constante (Ward y van As-Brooks, 2007). Ahora bien, en el caso de la rehabilitación oral, los pacientes acceden a prótesis intraorales que proporcionan elevación, obturación y aumento del paladar, con lo cual pueden mejorar la función del habla y la deglución después de las resecciones orales. Para que el resultado sea satisfactorio, el fonoaudiólogo trabaja junto con el cirujano dental restaurador y/o protésico para planificar el apoyo técnico que se le dará al paciente, de modo de facilitar la ejecución de las funciones que se han alterado luego de los tratamientos. Otra alteración que puede presentarse a nivel orofacial por la fibrosis luego de la radioterapia es el trismus (restricción de la apertura oral). Esto puede causar dolor, dificultad con la ingesta oral, mala higiene oral y falta de cuidado dental. En estos casos, se recurre a ejercicios con depresores linguales o dispositivos específicos con el fin de aumentar la apertura bucal (Clarke et al., 2016). En cuanto a quienes se someten a resecciones orales, suelen describirse trastornos del habla asociados principalmente a la pérdida de tejido. De ser así, se realiza un trabajo que busca compensar los puntos articulatorios, además de programas
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