A 50 años del inicio de la fonoaudiología en Chile: experiencias y desafíos actuales en salud pública
130 estimulación visual y no simplemente con signos o símbolos de interacción, es decir, complejamente para cimentar la futura lengua en NNS. En este sentido, la evidencia es contundente en torno a las graves consecuencias de la deprivación sensorial en el caso de NNS que no logren adquirir una lengua en el tiempo establecido (Hall, 2017). Por otro lado, NNS que se insertan en la comunidad sorda tempranamente y desarrollan la lengua de señas, siempre estarán en contacto con el mundo oyente. Por lo anterior, no sería contraproducente aprender de manera complementaria la lengua oral, intentando así aprovechar al máximo las potencialidades sensoriales de cada NNS. En estos casos, la lengua primaria sería la lengua de señas, y la secundaria la oral, en conjunto con su forma escrita. Si bien esto es poco practicado en Chile, experiencias internacionales serían consistentes en señalar que los usuarios pueden adquirir sin problemas ambas lenguas (Power y Leigh, 2004). Con ello, se estarían respetando las consideraciones que establece cada perspectiva, pero a la vez habría flexibilidad al propender en NNS el máximo logro de potencialidad en el lenguaje. El presente y el futuro exige este cambio de paradigma donde lo clínico abrace el bienestar general de cada persona a partir de sus particularidades. Integración de la perspectiva sociocultural y clínica en el contexto de terapia de lenguaje y cognición en Chile Si bien no existirían lineamientos específicos de cómo llevar a la práctica la integración de perspectivas, la experiencia del trabajo que están realizando en la actualidad profesionales terapeutas de lenguaje y audición puede ser sintetizado parcialmente en los siguientes puntos: → ї El uso de evidencia común y confiable, por parte de los equipos de atención temprana, y el acceso a la información con entrega de expectativas reales a la familia en torno al desarrollo de lenguaje en NNS, sería un pilar necesario en el trabajo con cada usuario y su familia. Cada familia tendría derecho de decidir conociendo las perspectivas existentes en torno a la persona sorda, junto con los tiempos críticos necesarios para cada objetivo de lenguaje y atención temprana. Así, la orientación y acompañamiento familiar serían parte de las sesiones de terapia, y no se trataría tan solo de objetivos prácticos que buscan el logro de habilidades específicas para NNS.
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