Investigación emergente: desafíos educativos presentes y futuros

82 INVESTIGACIÓN EMERGENTE. DESAFÍOS EDUCATIVOS PRESENTES Y FUTUROS referirse a informaci n previa, integrar nueva informaci n, sintetizar y hacer comentarios inter- textuales y extratextuales, entre otras (Duke y Roberts, 2010). La evidencia, adem s, subraya el hecho de que comprender textos informativos es m s de- safiante para nuestros lectores debido a su vocabulario técnico, su alta densidad de datos, su contenido desconocido y conceptos cognitivamente exigentes (Roehling et al., 2017). Junto con lo anterior, los estudios han demostrado la relaci n entre la dieta lectora de los estudiantes y su grado de conocimiento de los géneros textuales (Maloch y Bomer, 2013). Toda esta investi- gaci n muestra que la presencia y la accesibilidad de textos informativos en nuestras aulas son necesarias (Maloch y Bomer, 2013). Junto a esto, siguiendo la idea de que los/as estudiantes aprendan sobre aquello a lo que est n expuestos, los/as profesores/as debemos tener un especial cuidado con el tipo de textos informativos que ofrecemos a nuestros/as estudiantes: su alta calidad y autenticidad son fundamentales para una comprensión profunda y significativa (Maloch y Bomer, 2013). Aun así, sabemos que simplemente exponer a nuestros estudiantes a textos informativos no conducir a una mejor comprensi n, incluso si son auténticos y de alta calidad. Es necesario ense ar las estrategias ya mencionadas, enfocarlas a géneros informativos y trabajar también con otra estrategia aliada: el conocimiento de la estructura de los textos informativos. La evidencia es abundante. Se ha demostrado que una de las estrategias m s efectivas para facilitar la comprensi n de textos informativos es ense ar sobre sus posibles estructuras (Roe- hling et al., 2017; Duke et al., 2011; Akhondi et al., 2011). Los/as lectores/as, cuando conocen cualquiera de las cinco estructuras informativas m s comunes (descriptiva, comparaci n y contraste, secuencia, causa-efecto y problema-soluci n), saben c mo est organizado el texto. Por tanto, crean un esquema mental para afrontarlo, lo previsualizan y consideran el prop sito del/la autor/a, lo que les permite obtener de mejor manera la idea principal y los detalles que lo sustentan (Roehling et al., 2017). Aunque existen diferentes formas de llevar a cabo la instrucci n, aquí se esbozar n estrategias para la ense anza de la estructura del texto informativo a partir de la propuesta de Roehling et al. (2017). Identificación de Estructuras Los/as estudiantes deben poder reconocer los cinco tipos de textos informativos descritos an- teriormente. Para lograrlo, el/la docente puede trabajar introduciendo los prop sitos de estos directamente o mediante la discriminación entre estructuras. Esta estrategia de identificación se puede trabajar en paralelo entre diferentes estructuras de textos informativos. Alternativa- mente, los/as profesores/as podrían introducir de a una las estructuras de texto informativo, como proponen Akhondi et al. (2011). Estos últimos autores proponen que el trabajo de cada estructura debe introducirse por separado y trabajar en cada una de ellas durante tres o cuatro sesiones antes de pasar a la siguiente estructura (Akhondi et al., 2011). Junto con la identificación de las estructuras en función de su finalidad, se pueden enseñar las palabras claves que comúnmente contienen cada una de ellas. Aunque estas son muy eficaces para ayudar a reconocer la estructura de los textos informativos, se debe tener cuidado de que la atenci n de los/as estudiantes no solo se centre en ellas, sino también en el contenido del texto y en el prop sito del autor. Selección y Organización de la Información en base a cada Estructura Una vez que los estudiantes son capaces de identificar el propósito del/la autor/a a partir de la estructura del texto, aprenden que la informaci n m s importante es evidente en los ele-

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