Investigación emergente: desafíos educativos presentes y futuros

184 INVESTIGACIÓN EMERGENTE. DESAFÍOS EDUCATIVOS PRESENTES Y FUTUROS Seg n Canales et al. (2016), la elecci n de escuela particular subvencionada se orienta por dos factores: por una parte, una sociofobia que pretende rehuir el contacto con la turba y caos pro- pio de la escuela p blica y, por otra, una sociofilia orientada a la autosegregaci n y resguardo que ofrece el integrar una congregaci n o comunidad homogénea de crianza. Para los padres que optan por escuelas subvencionadas, la escuela p blica representa un ambiente de riesgo al que asiste una turba de la que esperan separarse, evidenciando una repulsi n a esa revoltura propia del sector p blico, al que “llega de todo, llega ca tico y turbio” (Canales et al., 2016, p.94). Las escuelas particulares subvencionadas ofrecen mayor grado de control respecto del influjo que puede ejercer la convivencia con sujetos marginales, permitiendo evadir la interacci n de los/as hijos/as con sujetos que significan un riesgo o amenaza potencial en términos de influencias, actitudes y valores. El núcleo de esta sociofobia es la figura del flaite 50 . Lo flaite invo- lucra una potencia marginal que genera una tensi n en la escuela p blica entre la socializaci n y formación legítima versus la contracultura desafiante y de extravío social. Según los padres de escuelas subvencionadas, el flaite logra imponer su propia ley y c digo de conducta en las escuelas p blicas, ya que dichas escuelas no cuentan con herramientas que les permitan seleccionar o expulsar estudiantes. Por el contrario, el sector particular subvencionado ofrece una alternativa de resguardo a esa inseguridad. Resulta coherente con el temor a la imagen estereotipada del flaite la b squeda de orden, control y estricta disciplina como uno de los ejes m s relevantes en la elecci n de escuela. Para Canales et al. (2016), el discurso de los padres da cuenta de un culto a la autoridad, el rigor y estricto imperio de la ley como forma de buen gobierno escolar. La contraparte de este discurso de higiene social y separaci n de “lo sucio y lo limpio” (Ca- nales et al., 2016) se articula con la sociofilia dada en la incorporaci n de comunidades de crianza entre las buenas familias. Las familias de sectores medios se reconocen y representan como familias de esfuerzo y sacrificio, por lo que la elección de escuela subvencionada expre - sa una marca de superioridad moral y compromiso con la crianza. El hecho de que las escuelas subvencionadas apliquen criterios de selecci n de estudiantes permitiría segregar dentro del mismo estrato socioecon mico entre padres comprometidos con la formaci n de sus hijos/ as, asegurando una congregaci n de buena crianza. En este sentido, el copago a cargo de la familia, en el caso de las escuelas de financiamiento compartido (a través de voucher) , significa un esfuerzo que las distingue respecto de otras familias que no asignan igual valor al proceso formativo de los/as hijos/as. Respecto de los establecimientos particulares subvencionados, Canales et al. (2016) identifican como fundamento principal de la elecci n la b squeda de una distinci n respecto de aquello que no se quiere ser: la idea de “mundo popular”. Un grupo menor, en cambio, la comprende como aquello que se quiere llegar a ser: la clase media profesional. Seg n indica el autor, el sentido de la elegibilidad que evidencian estas familias puede ser agrupado en tres ejes princi- pales: en primer lugar, los sociotropismos dan cuenta de la b squeda de separaci n respecto de la turba o mezcla que se daría en los establecimientos municipales y p blicos. La intenci n es separar a sus pupilos/as de la mezcla con malas juntas, lo turbio y lo flaite. Adem s, la idea de que los colegios particulares subvencionados son escogidos por “las buenas familias” ex- presa la supuesta marca de calidad de un grupo que se identifica como clase media emergen - te. Se evidencia que los colegios son considerados por sus apoderados/as como “comunida- des de crianza” de familias moralmente consistentes. Un buen colegio, para estos padres, no es aquel que evidencia los mejores resultados académicos, sino aquel que protege del contacto y contagio respecto de las familias “no-rectas”. En segundo lugar, la elecci n de escuelas sub- 50 En el lenguaje coloquial chileno, la palabra flaite es un vulgarismo ampliamente difundido que refiere a lo marginal. Se utiliza peyorativamente para denominar a personas de atributos vulgares, de actitud agresiva y socialmente inadaptados.

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