Dossier 2º Congreso Nacional de Psicología Comunitaria
campesinos, ingenieros, abogados, etc. Entonces, las comunidades mismas se han ido mezclando. En Punta de Choros, las personas que antes vivían en las caletas de pescadores artesanales ahora tienen contacto con publicistas que van de vacaciones. Lo mismo pasa en los cerros de Valparaíso y está pasando en distintos otros lugares. La palabra gentrificación no aplica, se ha ido mixturando todo esto y lo vamos a empezar a ver en Frutillar, en Maitencillo, San Pedro de Atacama, etc. La disponibilidad de internet satelital va a posibilitar que muchos de nosotros empecemos a trabajar y hacer clases desde Valdivia, desde los interiores de Valdivia. Entonces, eso está generando que las comunidades en sí mismas estén cambiando también. Ya no son los sujetos antiguos del conflicto social, no son las Machis, las más radicales sí por supuesto, es cosa de ver a la machi Francisca en la Convención Constitucional. En relación al conflicto ambiental, Chile tiene un récord de documentación de conflictos ambientales y la gran mayoría está asociado al agua. El conflicto socio ambiental es, en esencia, un conflicto político y tiene sentido leerlo como un conflicto político y secundariamente como un conflicto psicosocial. Pero a los psicólogos se nos olvida y está esta tendencia a racionalizar y a ganarnos la vida haciendo mediciones. En vez de hacer ese tipo de cosas, mejor dediquémonos a una cuestión más efectiva, que es pensar en términos políticos los conflictos ambientales, más a lo Martín-Baró, de qué lado vamos a estar nosotros. Dediquémonos a hacer algo mucho más útil que es pensar desde el punto de vista político, las necesidades que estamos teniendo, el planeta es uno solo, nosotros en eso estamos metidos, ya no son los pobres arriba de las montañas de Caracas, somos nosotros mismos en este caso. Todo conflicto global porque las dinámicas que están detrás del extractivismo latinoamericano están asociadas a tendencias globales. El litio es global, el cobre es global, el carbón es global, porque el carbón no es de Chile, no estamos sacando carbón en Chile, viene de la India, de Bogotá, Australia, viene de otros lugares. Pero además, debido a la condición especial de nuestro país, los bienes y los servicios básicos, hoy no son bienes comunes, el agua debería ser un derecho, pero no es un derecho, es una propiedad. Pero la institucionalidad, que es débil, permite la privatización del conflicto. Piensen en lo que hizo Dominga, la Corte Suprema, fuera de la evaluación ambiental en el caso Dominga cita a una conciliación para saber qué vamos a hacer con los pingüinos. Pero en esta conciliación participan las partes, no nos invitaron a nosotros a hablar de los bienes comunes, ni de la naturaleza. Invitaron al gerente de la empresa, a la directora regional del Servicio de Evaluación Ambiental y a los pescadores artesanales y sus abogados. Esa es, en esencia, la privatización del conflicto. Eso supone, por ejemplo, haciendo el equivalente, que en un caso de violencia intrafamiliar el papá y la niña agredida, violada por él mismo, tienen que llegar a un acuerdo, sin que haya una visión de política pública. Y la Corte Suprema considera que esa cuestión es razonable. Entonces, el medio ambiente está tan precarizado en nuestra propia concepción, que es entendido como un problema entre privados, porque detrás se presume que en realidad, no hay medio ambiente, lo que hay es un montón de recursos por explotar. Esa es la visión del extractivismo. El mercado actúa bajo esa lógica de recursos por explotar. Es una condición, una situación, que la gente viva ahí. Y si esa gente tiene arraigo, identidad, bueno, para eso tenemos el Servicio 86
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