Dossier 2º Congreso Nacional de Psicología Comunitaria

pero que iba a atravesar una reserva natural que estaba habitada también por pueblos indígenas. quienes se opusieron a esta construcción. Aquí cabe señalar que probablemente uno de los puntos complejos, de las tensiones que hay actualmente con los conceptos de post-desarrollo y que tiene que ver con, cómo estas perspectivas, que muchas veces se basaron en la noción de buen vivir, mantuvieron lo que Gudynas identifica como extractivismo. Es decir, el Consenso de Washington promovió la privatización, la apertura de la economía y el especial énfasis en la economía basada en la extracción de recursos naturales, y se suponía que estas reformas que estaban ocurriendo en estos gobiernos post-neoliberales iban a traer formas distintas de base económica. Pero tanto Ecuador como Bolivia, continuaron con un énfasis de basar la economía en la extracción de petróleo, gas y recursos minerales, lo que produjo conflictos con los pueblos indígenas. Y todo esto también en el nombre del buen vivir. Ahora, lo que ocurre es que esto sí se diferenciaba, siguiendo a Gudynas, del extractivismo neoliberal. Ya que al menos pretendía una redistribución de la riqueza para que la población pudiera disfrutar de este crecimiento económico y social. El problema es que estas experiencias del buen vivir, desde los gobiernos y bajo una lógica del socialismo del siglo XXI, no cambió la base económica extractiva de la sociedad. Por último, tenemos dos grandes corrientes. Una, la del buen vivir ecologista, un buen vivir denominado post-estructuralista, asociado a intelectuales del movimiento decolonial que utilizan las nociones de buen vivir proponiendo maneras distintas de generar sociedad y economía, más cercano a las perspectivas indígenas, sin ser necesariamente indígenas. Probablemente ahí hay más zonas de cercanía que con las nociones de buen vivir de Correa, Evo Morales o García Linera. Lo que quiero decir es que hay una noción del buen vivir que podríamos clasificar de post-desarrollo, que ofrece salidas a la economía capitalista, más basadas en el respeto a la naturaleza en la base comunitaria de la sociedad, en relaciones sociales de respeto basadas en la democracia, con participación popular, pero que sin embargo, también tiene tensiones. Y las tensiones ocurrieron tanto en Ecuador como en Bolivia en su materialización. Los pueblos indígenas han continuado ahí desarrollando sus nociones. El tema es que con este concepto del buen vivir hay que tener precaución, porque tiene usos bastante frecuentes, con consecuencias distintas. En ningún caso significa que no hay que usar el concepto, no significa negar el aporte que hacen los pueblos indígenas desde sus propias perspectivas. Pero hay que entender cómo este concepto ha sido usado desde el mundo no indígena, para dar otros sentidos, que chocan con las propias visiones indígenas. En el contexto mapuche, tuve la experiencia, hace casi veinte años atrás, de difundir cómo el mundo mapuche cuestionaba el concepto de desarrollo que se les estaba imponiendo en ese entonces. Incluso antes del Programa Orígenes, ya se les imponían visiones de economía rural y agraria, que no estaban basadas en los valores y prácticas propias de los mapuches. Por ejemplo, las plantaciones masivas de arándanos y frambuesas, que rompían con las prácticas comunitarias de reciprocidad, en las cuales todos se ayudan durante la cosecha. En cambio, se les imponía, en la cosecha del arándano y la frambuesa, una relación contractual. No la rica comida que se hacía una vez finalizada la cosecha, cosa que va a ser recíproca en cuanto al apoyo, cuando al otro le 76

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