Dossier 2º Congreso Nacional de Psicología Comunitaria
básicamente ir atravesando esas etapas necesarias para el proceso de industrialización. Entonces, aquellas sociedades de base agraria, tendrán que transformar la infraestructura a una de tipo industrial, por lo tanto las zonas rurales tendrán que tender a transformarse en urbanas. Así, en la medida en que se vayan generando esos procesos de urbanización, tecnologización e industrialización, se va a ir logrando el desarrollo. Esa es la versión originaria de una lógica evolucionista, que suponía que lo más evolucionado era Europa, Estados Unidos. Pero luego comienzan a aparecer otras teorías y ahí podemos encontrar la de la escuela de Chicago, con las teorías neoliberales que podríamos clasificar dentro de este nuevo gran paradigma. Estas plantean que la fórmula más conocida y más concreta para lograr el desarrollo es el llamado Consenso de Washington, que allá por los años 90’ se implantó en buena parte de América Latina y produjo muchas crisis, no solo económicas, sino también sociales y políticas. Y que en países africanos posteriormente, fueron conocidos como las medidas del ajuste estructural, básicamente privatización, reducir el tamaño del Estado, facilitar el intercambio comercial a nivel internacional y favorecer la globalización económica. Al reducir el rol del Estado, significa que este debe retroceder, debe abstenerse de gastar recursos en apoyos sociales, de salud y educación, por ejemplo, porque de alguna manera, el mercado por sí mismo, con la menor regulación posible va a lograr el desarrollo. Y quizás podemos agregar estas versiones más actuales del capitalismo verde, como visiones de este gran paradigma. Luego hay otro gran paradigma al que se le ha llamado heterodoxo, en el cual podemos encontrar las perspectivas marxistas de desarrollo y en América Latina surge, al igual que en África, la teoría de la dependencia. Una visión crítica acerca del desarrollo, el desarrollo ya no es tanto un problema interno de una sociedad, sino que hay una dependencia respecto a los polos de Europa y Norteamérica, que necesitan para su propio desarrollo, el subdesarrollo de América Latina. Lo cual después, era recogido por Quijano en el pensamiento decolonial. Ese sería el segundo gran paradigma. Llegamos a un tercer gran paradigma al que se ha denominando paradigma desarrollista. En este paradigma encontramos perspectivas como el desarrollo local, el desarrollo endógeno, la perspectiva de los polos de crecimiento, ventajas comparativas, etc. Están las perspectivas reconocidas en el desarrollo humano, que tiene su cara visible en el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), que tiene un índice para medir esto que es mucho más que progreso y crecimiento económico, y que le denominan desarrollo humano, o sea, centrado en el ser humano. Tenemos el desarrollo sustentable también, que establece que el desarrollo debe considerar tres grandes pilares: lo económico, lo medioambiental y lo social, y que no debe poner en riesgo a las próximas generaciones. Pero ¿qué ocurre con esto? Que aproximadamente a fines de los 90’ comienzan a surgir visiones que van cuestionando el panorama. No solo van generando otras miradas acerca de la idea del desarrollo, sino que también van cuestionando el concepto mismo de desarrollo. Los paradigmas que señalé, si bien tienen enormes diferencias entre sí, todos coinciden en suponer la importancia de esta idea, de este discurso del desarrollo y las perspectivas del post-desarrollo que comienzan a emerger. A partir de esto se comienza a hablar del post-desarrollo, es decir, 74
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