Dossier 2º Congreso Nacional de Psicología Comunitaria

lo disocia, el riesgo de la fragmentación o de los proyectos divergentes o contradictorios es muy alto, por las razones de cómo opera el mercado. Ahí hay una tensión ciertamente que yo espero se pueda resolver en clave de que el Estado se recupere para la ciudadanía. ALBA ZAMBRANO: Marcos, conversábamos previamente que la brecha que hay en un Estado muy ausente en muchos lugares, pensemos en el mundo rural, el Estado casi no hizo falta en la pandemia. Entrevistando a las personas, nos decían que lo que les llegó de extra fue una caja que cambió todos sus hábitos, porque de hecho que le dieran una cantidad de dinero al jefe de hogar implicó más consumo de alcohol, algo que no necesariamente hace bien. Así, la presencia del Estado cuando llega a ciertos lugares, no es necesariamente tan meditada, pensada y no mira las colateralidades. Una reflexión en torno a cómo vamos a hacer esa ruta para que efectivamente este necesario vínculo se dé en una relación armoniosa, no digo perfecta, pero sí en una relación de colaboración en donde el Estado, además de generar condiciones de dignidad, efectivamente aporte virtuosamente a los procesos. MARCOS BARRAZA: Yo tengo conciencia de lo mismo, el Estado a muchos lugares llega, pero llega mal e instrumentaliza el vínculo con la ciudadanía. Yo creo que lo peor que ocurrió durante la pandemia es que además estas cajas de alimentos fueron distribuidas discrecionalmente por los municipios, porque cuando el municipio no tiene control social, por regla general, tiende a potenciar el clientelismo. Hay que hacer una redefinición del vínculo social y del vínculo con la institucionalidad y no es un ejercicio automático que se establezcan nuevos lazos, nuevos parámetros de convivencia. Creo que el proceso constituyente que está cursando da cuenta de que la ciudadanía tiene especial claridad de que las transformaciones que Chile requiere pasan, entre otras, por un nuevo pacto social. Y ese nuevo pacto social, político y económico requiere de un fundamento normativo distinto. Creo que en eso no hay objeciones de la mayoría. El punto está en que es clave fortalecer el papel de las comunidades en esta nueva constitución, en términos de decisión, estructura y funcionalidad. Lo voy a plantear de otra manera, si la nueva constitución define un nuevo sistema de salud público, gratuito, con un mecanismo de solidaridad universal, con un ordenamiento y una organización con base en las necesidades territoriales y en consecuencia, de la deliberación comunitaria, la consecuencia natural de eso es una nueva ley de salud pública. Yo no veo posible impulsar una ley de salud pública, de manera exitosa, en los términos que he planteado si no existe deliberación de las comunidades, porque lo que va a estar en juego es un negocio muy lucrativo para unos pocos y miseria para muchos y muchas. Entonces, si la constitución no incorpora estos mecanismos de deliberación vinculante, es difícil pensar en esas transformaciones. Creo que vamos a vivir un periodo largo en que las capacidades de transformación van a estar básicamente sostenidas en las capacidades que tengan las comunidades de exigir. De lo contrario, la inercia restauradora de las políticas anteriores es muy fuerte, por las razones que hemos conversado, el clientelismo, los patrones de socialización, en fin. Eso como reflexión, no como respuesta. 63

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