Dossier 2º Congreso Nacional de Psicología Comunitaria

canales para destacar otras voces, no la nuestra, por ejemplo, que de nuevo nos remite a esas singularidades, territorios por ejemplo. Pero nos cuesta el Estado. Y cuando miramos al Estado, lo miramos como una especie de aparato agresor, bastante aplastante, que reprime, que destruye, que amenaza, que daña. Y si bien es cierto todo eso puede ser verdad, mi preocupación tiene que ver con lo que está pasando en Chile. Hoy en día, por segunda vez en la historia de Chile, vamos a tener un gobierno de izquierda, un gobierno con intenciones, al menos, socialistas. Pasó una vez en toda la historia. Al menos en lo explícito, al menos en el lenguaje, y dentro de un contexto incierto, lleno de desconfianza. Otra palabra que utilizamos mucho, desconfianza. Entonces, mi preocupación es que parece ser que a la gente que tiene intereses comunitarios y que tiene cierto compromiso con las ideas de izquierda, nos cuesta asumir el Estado. Nos cuesta asumir el Estado porque de antemano tenemos la idea que el Estado es un aparato espantoso, entonces, le regalamos el Estado a la derecha para poder quejarnos con tranquilidad, por decirlo así. Quejarnos con tranquilidad y quedarnos siempre afuera de esta relación terrible que tiene el Estado con la vida cotidiana de las personas, con las comunidades, con los barrios. Entonces, yo me pregunto ahora ¿seremos capaces de asumir el Estado? ¿Seremos capaces de hacernos la pregunta por lo común? No por las singularidades sino por lo que hay de común en esas singularidades. ¿Podremos asumir la tarea de construir lo común respetando esa singularidad y esas formas complejas y esas existencias que las personas tienen en el país? Por ejemplo, construir lo común en la idea de plurinacionalidad que va a empezar a aparecer como idea central en la Convención Constitucional. Asumir lo común en la idea de ciudadanía y derechos ciudadanos, por ejemplo, la idea de derechos colectivos, que de nuevo recupera la idea de singularidad, pero de un modo nuevo, preguntándose también por lo que la legislación y la institucionalidad es capaz de respetar. Como aspectos distintos, pero al mismo tiempo compartidos o comunes. Yo creo que ahí hay un tema como para darle una vuelta. Creo que la psicología comunitaria se ha hecho poco cargo de eso y me parece que es cada vez más importante hacerse esa pregunta, que conecta finalmente a la comunidad con la sociedad, con las instituciones y el Estado. JAIME ALFARO: Bueno, veo que ya se ha presentado todo. Para cerrar, me gustaría resaltar un par de ideas. Por un lado, respecto de la idea de un Estado más fortalecido. Ahí hay un tema muy relevante, lo he planteado muchas veces, creo que la psicología comunitaria, por lo menos tal cual la hemos vivido en Chile, está tremendamente vinculada con el Estado. Estemos cercanos, lejos, críticos, pero estamos obligados a tomar posición ahí y creo que la marca que tienen en nosotros las políticas públicas, por ejemplo, es una señal de eso. Súper relevante discutir eso y seguir incluyéndolo en nuestra reflexión. Por otro lado, está el tema de concebir la universidad, de teorizar más sobre lo que son las universidades. Creo que así como la psicología comunitaria está constituida desde mucho en su disputa con el Estado, también está constituida también por nacer y estar institucionalizada en la universidad. Hemos nacido y nos hemos desarrollado en las universidades, en este tiempo. Y las universidades son instituciones, son una industria y ahí 54

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