Dossier 2º Congreso Nacional de Psicología Comunitaria

pensarnos trabajando en múltiples escalas desde esto, que es pequeño, pero que tiene gran importancia. En el espacio territorial, si se han construido confianzas, uno puede tender puentes, no con la política en mayúsculas, grande, pero sí con pequeñas prácticas locales que pueden favorecer procesos virtuosos. Y yo creo que esa gracia, de estar en la incidencia política, de hacer bisagra, de trabajar en lo humano con esa sensibilidad de ir navegando en los procesos, es parte del desafío de ser psicóloga y psicólogo comunitario. VALESKA MORALES: Hola a todos y todas. Junto con agradecer el espacio, quiero decir que también estoy en sintonía con muchos de sus planteamientos. Con lo que decía Alba hace poco, pero lamentablemente siento una realidad un poco aplastante al ver la violencia política que se ha llevado a cabo estos últimos años y ver el Estado de Chile, cómo se encuentra, las calles, el día a día. Me pregunto y les pregunto también a ustedes que si es posible remediar, reparar, recuperar de este Chile, esa esencia, esa esperanza. La tenemos, está, se manifestó en las urnas también. Pero, ¿es posible remediar, reparar, daños que ya están? que vienen de la dictadura cívico-militar y mucho antes y que se reabren durante todo este proceso que hemos vivido desde el 2019. Entonces, sí estoy esperanzada, pero creo que hay que ser muy serios en esto y considerar que Chile tiene un profundo problema de salud mental en nuestras comunidades. Entonces, perdón por traer este debate cuando está por cerrar la mesa, no quiero ser pesimista, pero creo que es necesario también, ser responsables ahí. Se vienen tiempos muy inciertos. JAIME ALFARO: Gracias Valeska. RODRIGO ROJAS ÁVILA: Pensaba en la conversación que estamos teniendo de la institucionalidad y que no hemos nombrado a la academia. Aquí hay gente que tiene mucha experiencia y mucha más reflexión al respecto, pero no sé si estamos muy replegados en la academia. No sé si la academia es el bastión que tenemos para pensar la psicología comunitaria y desde ahí proyectarla, defenderla, intentar generar cambios que ayuden a sanar ciertas dinámicas. Pero también sabemos que la academia es una institucionalidad que tiene prácticas bien terribles y que también nos impone ser parte de una industria productiva con condiciones como trabajadores y trabajadoras, que muchas veces son bien precarias. Entonces, creo que ahí hay una reflexión que me llega respecto a qué tan capaces somos de ver esto y de intentar hacernos cargo de esta realidad. Pensar en qué estamos construyendo desde esta institución particular que también se relaciona con el Estado y que a veces, es parte del Estado y por lo tanto tiene otras implicancias. Quería poner esto como un tema también, porque creo que si hablamos de institucionalidad, no podemos dejar a la academia fuera de esta discusión. JAIME ALFARO: Muchas gracias. Ahora Pablo y María Angélica. PABLO ALCOTA: Solamente quiero hacer un comentario. Este énfasis que hacemos a veces, en el mundo de la psicología comunitaria en lo singular, cuando hablamos de lo diverso, generalmente nos remitimos a lo singular, luego usamos conceptos como el que usaba Alba hace un rato que es importante, el de ser bisagra, ofrecer espacios de participación, el de mover 53

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