Dossier 2º Congreso Nacional de Psicología Comunitaria

podemos coexistir ¿Podemos coexistir con el que tortura? ¿Podemos coexistir con el que maltrata a su familia? ¿Hay grados de tolerancia para eso o no? Y de haberlos, cuáles son esos grados. Creo que son preguntas cruciales ¿Es posible tolerar ciertos niveles de desigualdad? A lo mejor ciertos niveles, sí, otros, tal vez, no. Y la pregunta respecto de eso es crucial, creo yo. Entonces, son cosas que yo creo que tenemos que respondernos, que tienen que ver más que con la tolerancia, con la intolerancia. Con cuáles son los lugares que definen la intolerancia, qué es lo que define finalmente una sociedad democrática en donde la convivencia entre comunidades distintas se hace posible. Pero de ninguna manera, creo yo, que eso se puede responder satisfactoriamente pensando solamente en aquellos que pertenecen al mundo de las personas a las cuales queremos. O con las cuales nos identificamos. Porque cuando pensamos así, la idea misma de sociedad desaparece. Creo que la idea de democracia liberal, ese es el ideario que está a la base del trabajo constituyente, requiere hacer esta distinción, porque lo otro es buscar una fórmula que cuando uno lo piensa desde los propios, de la gente que uno está enamorado, suena muy bien, pero querámoslo o no va a ser totalitaria. Siempre que una comunidad asume la posibilidad de integrar con sus valores las instituciones sociales, termina en totalitarismo, querámoslo o no, sea la comunidad que sea. Durante mucho tiempo la comunidad de la que forma parte José Antonio Kast, creyó que lo que estaba haciendo era hacernos un favor. Cuando impregnaba con sus colores particulares y nos obligaba a hacer la vida que él quería hacer, nos prohibía el aborto, nos prohibía el matrimonio igualitario, generaba una serie de condiciones básicas en la vida que en su opinión, son las formas que garantizan la vida que vale la pena vivir. Pero en su opinión. La idea no es una guerra comunitaria, sino que el camino está en cómo generamos las condiciones para que esa multiplicidad de comunidades pueda coexistir sin hacerse mucho daño, no para enamorarse unas de otras. GONZALO MARTÍNEZ: Gracias Juan Pablo. Ximena. XIMENA: Yo partí presentando una ponencia y preguntándome por qué estuve en la mesa que estuve y ahora entiendo el sentido de eso. Pero también me tensiono respecto de otra cosa que tiene que ver con la necesidad de hablar en términos de lo plural. Yo he escuchado en todo este rato hablar de feminismo y entiendo que es súper necesario hoy día, y lo que plantee hoy en la dirección de tensar los feminismos hegemónicos, institucionales, o de aquellos que están posicionados dentro de las agendas entre feminismo y la igualdad y otras cosas por ahí. Es la necesidad también de entender que el feminismo es una construcción o una posibilidad de nombrarse así o no, pero también está sobre la base de apuntar a sociedades que efectivamente son dinámicas y que tienen que verse críticamente constantemente. Y en eso, que era lo que quería apuntar hace un rato, es como también podemos entramar sin necesidad de generar este problema dualista, de entender por una parte, que una sociedad puede tener conocimientos muy valiosos, como también puede tener procesos que obstaculizan que la sociedad dé respuestas a los problemas que son actuales y que están también presentes dentro de eso. Desde ahí, quisiera que igual se pudiera escuchar esto que estoy planteando, que 132

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