Dossier 2º Congreso Nacional de Psicología Comunitaria

Me gusta mucho, también, añadir a esa definición de investigación, toda la parte de emoción que muchas veces es negada, porque es relacionada a toda la parte femenina y que tiene que ver con el tipo de organización social que tenemos y que nos ayuda realmente a entender mucho más allá y combatir esa objetividad que aun cuando decimos que no la tenemos presente en nuestras investigaciones, muchas veces se hace alarde de ella. Y por lo tanto, también es importante no olvidar la problematización, que es una herramienta clave para poder pensar de manera conjunta, dónde estamos, qué queremos y hacia dónde queremos realmente ir. Yo creo que hay muchas cosas en las que reflexionar, y Zicri y Germán nos han traído algunas de ellas y también otras ponencias que han ido presentándose a lo largo del congreso. Como es por ejemplo, nuestra presencia en los espacios comunitarios. Seguimos, muchas veces, viendo nuestra presencia en espacios a los que debemos ir llamando comunitarios, como salvadores que vamos al sitio, otras veces como paternalismo, otras veces como veladoras de lo intocable. Entonces, volver a reflexionar sobre diferentes cosas: con quién es nuestro compromiso, qué se quiere del mismo. Yo pienso y hago referencia a lo que Zicri ha dicho porque el trabajo, para mí, de la psicología comunitaria, no solo es un trabajo político, es también un trabajo personal. Y hay muchos valores de la psicología comunitaria que es imposible llevarla a la práctica si yo no tengo un trabajo personal. Y ese trabajo personal se ve también reflejado en cómo yo me posiciono obviamente. Reconocer y resaltar esos cambios, esas transformaciones de contexto donde seguimos utilizando conceptos que, aunque estemos por la tercera o cuarta fase de la psicología comunitaria, siguen siendo muy fuertes, muy arraigados, como el mismo concepto de comunidad. Y entonces, muchas veces estamos trabajando en lugares en que no necesariamente tiene cabida esa forma de entender, originaria de la psicología comunitaria. Es importante que también establezcamos nuestro ejercicio de crítica y autocrítica de las relaciones de poder asimétricas que se dan dentro de los mismos grupos que trabajamos en la psicología comunitaria. Y esto no viene de ahora, viene desde hace mucho tiempo. El mismo Paulo Freire lo menciona en un diálogo con Bell Hooks, donde ella le dice: “hablas de la pedagogía del oprimido y en cambio no tienes en cuenta todas las aportaciones del feminismo” y él le dice que no es importante. Y no es hasta diálogos después que él comienza a decir qué es lo que había que no le permitía ver la relevancia de las aportaciones de las compañeras. Creatividad y validación también, de la investigación, de la práctica. Muchas veces seguimos siendo muy académicos, muy académicas, al momento de la práctica, y una academia entendida como lo que Germán decía, de medir, de estar, de decir, etc. Retos, que tenemos que seguir pensando, es toda la cuestión de la pedagogía comprometida. Por qué –y estoy hablando desde la academia- es mucho más fácil una educación bancaria, desde mi punto de vista, una pedagogía que es comprometida, es una pedagogía que acerca esas realidades, que crítica las realidades, que habla de las realidades y que encuentra ese espacio para hacerlo. Les pongo un ejemplo, piensen cada uno de ustedes, qué maestro, qué maestra a lo largo de su trayectoria de formación académica, tuvo un impacto en sus vidas. Quién de ustedes recuerda, ya sea porque hizo algo que ustedes consideran negativo o algo 117

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