Dossier 2º Congreso Nacional de Psicología Comunitaria
injusticias, y que favorece y propicia toda ese cansancio, esa desesperanza de una sociedad que es violenta. Es violenta desde el mismo lenguaje, hay una violencia cultural, una violencia estructural que es lo que la hace posible, que legitima esa violencia y esa desigualdad, que propicia, facilita y sigue sosteniendo esas relaciones de abuso del poder. Debemos, pues, mantener y tener presente siempre, esa organización social desde la que partimos, cómo se dan esos tiempos, esos re-pactos, esa regulación social. Esta semana hubo una entrevista en una de las cadenas televisivas, donde entrevistaron a un hombre, y la persona que entrevistaba le preguntaba: él qué era, cómo se posicionaba y este decía que no le gustaba ni ser hombre, ni ser mujer, que por lo tanto era no binario y que no le molestaba cuando le decían “otro”, porque a veces se sentía hombre, no le molestaba cuando le decían “otra” porque hay momentos en que se encuentra así, y tampoco cuando le dicen “otre”. Pero que si le preguntan por su preferencia, le gusta “otra u otre”, no quería “otro”, porque eso había sido una imposición en su vida. Y trae aquí un ejemplo, muy importante sobre la cuestión de la organización social y de los espacios. Él decía, “mire, tan simple como ir al lavabo, no puedo entrar en el lavabo público femenino porque las mujeres se sienten violentadas; si entro en el masculino puedo temer por mi vida porque es cuestionada la masculinidad de los hombres que están en aquellos baños y me pueden agredir como ya ha ocurrido en mi vida”. Entonces, no tiene más remedio que esperar ir a su casa para poder hacer uso del baño. Por qué, porque esos espacios siguen siendo pensados para la parte hegemónica que está en nuestra sociedad. Entonces, es simplemente reflexionar sobre cómo esos espacios afectan la cuestión relacional, como afectan en lo personal y que esto está continuamente inter-relacionando. Aunque muchas veces partimos de la premisa de que sabemos sobre esto y entendemos sobre esto y forma parte de la base de nuestra práctica, muchas veces en la realidad, en el día a día, pasamos por alto lo que significa realmente esa organización social tal como está establecida en nuestras relaciones y en nuestra vida personal. Yo pienso que mucho de lo que ha traído Zicri también tiene que ver con esto. Cómo reconocer el modo en que a mí, a nivel personal, me afecta en mis relaciones este tipo de sociedad en la que vivimos, en la que yo también estoy ahí contribuyendo y qué puedo hacer para poder cambiarla. Y desde ahí que debemos siempre trabajar a tres niveles: un nivel individual, un nivel relacional y un nivel social. Porque esto funciona como una banda de Moebius, en la que precisamente el lado que está externo se une con el interior y viceversa, y no sabemos en qué punto preciso se realiza el cambio, pero está. Yo creo que es muy importante tener en cuenta todas las barreras epistemológicas e ideológicas que muchas veces no nos permiten ver, incluso temas que son relevantes para discutir. Y les pongo por ejemplo, la violencia de género, la violencia de género, cuándo fue que realmente se convirtió en un problema social. Por qué, porque la vivencia que se daba estaba naturalizada y estaba normalizada y, por lo tanto, no era un asunto meritorio de atender. Y, por ello mismo, tenemos que tratar de ir más allá de cómo definimos nuestras investigaciones, de cómo definimos la práctica etc., y de cómo nos vamos a posicionar. 116
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