Ñizolke zugu Dios ñi Nütxam pu Chilemapuche ñi zugun mew:

ↂ I ntroducción. E l presente opúsculo es una el traducción, en cuan - to lo permite el genio del idioma araucano, del “Compen- dio de la Historia Sagrada para el uso de los niños que frecuentan las escuelas católicas, por el Ilm̃o. Sr. Dr. D. Federico Justo Knecht, Obispo auxiliar de Friburgo. Adornado con 46 grabados. Edición española de D. Vi- cente Ortí y Escolano.” Esta traducción al idioma araucano, se ha hecho principalmente con el n de facilitar al Misionero la in­ strucción de los indios en la historia de nuestra salvación, y para ponerla en manos de la juventud araucana que asiste a 1 las escuelas misionales. El indio, casi por regla general, pre ere libros es - critos en castellano, a pesar de que, al llegar a nuestros colegios, ignore la mayoría de ellos este idioma. Después de un año, ya el indio habla y lee bastante el castellano; mas no para que pueda entender el texto castellano del Catecismo e 2 Historia sagrada. Y, como casi la totalidad de los indios deja a sus hijos sólo un año en nuestros co- legios, es necesario enseñarles, ante todo, las verdades de nuestra santa religión, en su propio idioma; enseñarles a leer, además del castellano, ↂ e l araucano, poniéndoles un texto de este idioma en sus manos, para que, retirados de los colegios misionales, sigan cultivando su espíritu en las verdades de la historia de nuestra salvación. Los niños araucanos que quedan más años en los colegios misionales, hablan bien el castellano, y por tanto no tienen necesidad de un texto araucano, mas este, sin embargo, les servirá de el amigo que les acompañará a sus chozas tristes, donde pueden leer y enseñarlo a sus parientes y conocidos que no entiendan el idioma espa- ñol. Viven además entre los infelices indios no pocos es- pañoles de buen corazón que hablan el araucano, los que sabrán, sin duda, aprovecharse de esta Historia Sagrada araucana para instrui 3 r en ella a sus conocidos, ayudando así a la obra del Misionero a quien le es imposible pene- trar en todas las chozas por las enormes distancias que separan las unas de las otras. Para conseguir estos nes fue menester adaptar la traducción al carácter de la lengua y al modo de expresar- se de los araucanos. En esta traducción me ayudaron e cazmente dos indígenas católicos, Pascual Segundo Painemilla Ñ (so- brino de cacique) quien posee bastante bien el castellano, y José Francisco Kolùñ, un pobre ciego, que también lo habla. Parece que la traducción ha acertado bien el modo de expresarse de los araucanos, porque, al leérsela en mi capilla de Wapi, me interrumpieron muchas veces, ↂ e x- clamando con entusiasmo: sí, sí, así habla el mapuche (indígena). Es de lamentar que en cada publicación hecha en idioma araucano, los autores se hayan servido de otros — 6 — 1 De aquí en adelante cambiado de “á” a “a”. 2 De aquí en adelante cambiado de “é” a “e”. 3 De aquí en adelante cambiado de “y” a “i”.

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